Silencio

4.7K 534 426
                                    


Había una reunión tensa, quizá la más tensa que han vivido los menores que se encontraban en la sala. Cada niño lloraba, gritaba, se culpaban el uno al otro. Lan Zhan estaba en silencio pero con los ojos agrandados, como si hubiera visto el peor crimen del mundo... no, de hecho, acaba de cometer junto con sus compañeros una atrocidad tan grande que les marcara sus vidas para siempre. Se ha vuelto un recuerdo crudo y una carga enorme para cada uno.

— ¡Son unos sin vergüenzas! — lloró Madame Mo, estaba muy decepcionada de su hijo.

— ¡Dejaron que se llevaran a un inocente! Permitieron que se lo llevaran... — exclamó horrorizado Mingjue.

— No puedo creerlo, no lo puedo creer. Has deshonrado el nombre de nuestra familia. ¡¿En que estabas pensando?! — explotó Qingheng contra con hijo que aún tiene la misma expresión horrorizada.

— Ni si quiera era una Omega. ¡Fue a una Alfa! ¡Una Alfa! — Guangshan agitaba su abanico con bastante desesperación.

— Pobre niña, pobre niña, ahora está sucia y nadie querrá esposarla — comentó la señora Xue sin dejar de llorar, su corazón estaba destrozado.

— ¡¿A quién le importa la niña?! Nuestros nombres, nuestras reputaciones se verán manchadas por el error de estos niños sin cerebro — se quejó Qingheng.

— Alfas y unos Omegas abusaron de una Alfa... ¿Qué excusa van a poner? Si hubiera sido una Omega le hubiéramos echado la culpa a ella por su celo... ¡¡PERO NO!! — bramó Ruohan.

— ¿Y qué hay del otro niño? Sólo pasaba por ahí y lo hicieron responsable del crimen de estos imbéciles... — comentó Mingjue.

— ¿Qué hice mal? Yo no te críe así. Dios mío... ¡¿Por qué me castigas así, Dios?! — la madre de Xue Yang no dejaba de sollozar. El niño simplemente le miraba con enojo mientras hacía presión en uno de sus dedos, la niña le había mordido.

— Deberían ir a la cárcel todos ustedes... — gruño Mingjue.

— ¡Son sólo unos niños! Tienen trece años... — dijo la señora Mo mientras abrazaba a su hijo.

— Yo tengo catorce... — comentó Wen Chao. Los demás adolescentes le miraron furiosos.

— ¡Cállate! Ya tienen la edad para poder saber lo que está mal y bien. ¡Pero esto es más que una travesura! No rompieron una ventana, no le dejaron una abolladura a un coche. Me da asco tan sólo recordar lo que han hecho — regaño Wen Ruohan.

— ¡Yo no quise hacerlo! — reclamó Huaisang mientras golpeaba la pared con lagrimas en los ojos — .Ninguno estaba en sus cinco sentidos.

— ¡Tú nos ofreciste la condenada droga!— dijo Mo XuanYu señalándolo con el dedo a Jin GuangYao.

— Es verdad, tú tienes la culpa de todo — Xue Yang sólo quería irse a casa.

— ¿Les obligue a tomársela? — menciono Guangyao con una sonrisa traviesa.

ZiXuan no soportó más y se arrojó sobre su gemelo a golpearlo. Los adultos trataron de apartarlos mientras que Lan Zhan seguía con la misma expresión. Quería creer que es una pesadilla, una alucinación. Lan XiChen le dio unas palmaditas en la espalda. El menor dejó caer lágrimas.

— Lo siento — habló por primera vez.

— Claro, un lo siento borrara todo — regañó su padre. Madame Mo y Madame Xue lloraban abrazadas, avergonzadas de sus hijos.

— ¿Qué dirán mis amigas? — anuncio la madre de Mo XuanYu.

— ¿Qué van a pensar la gente de nosotros? — se desesperaba Guangshan —. Somos unas de las familias más poderosas e importantes de toda China y todo se derrumbara. ¡Estamos perdidos!

¿Quién arruino mi vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora