¡Ya no rompas más mi corazón!

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Arrepentimiento no es cuando usted llora,  arrepentimiento es cuando usted cambia.


La última vez que Lan XiChen y Lan Zhan vieron a su mamá con vida, fue en una noche de invierno.

Ella pidió que fueran valientes, que se apoyaran entre ellos.

—No tengan miedo— Jia acaricio con ternura la mejilla de su hijo mayor —. XiChen... pase lo que pase... quiero que cumplas tu palabra.

—Sí, mamá. Protegeré a mi hermanito.

—Mi pequeño A-Zhan...— ella acaricio el cabello de su hijo menor—. ¿Me regalas una sonrisa?

El niño negó. No quería sonreír, quería llorar.

—No quiero que te vayas...no seré feliz si te vas, mamá— soltó el pequeñito.

La mujer abrazó a su hijo y besó sus lágrimas.

—Aunque ya no esté con ustedes tienen el derecho de buscar la felicidad. No se sientan mal por eso. Luchen por vivir bien, luchen por sus sueños y aunque cometan errores... deben seguir adelante. ¿Entendido?

—Sí.

—Mmn— Lan Zhan le regaló a Jia una ligera sonrisa.

—Una promesa más... ¿Recuerdan el árbol que les obligué escalar en mi antigua casa? — los niños asintieron —. Su tía LingJiao quiere derribarlo... no permitan que lo haga. Cuiden de ese árbol. Cuiden esa mansión... es muy importante para mí. Y cuiden a su padre. Nunca se alejen de él. ¿Entendido?

—Entendido— dijeron al mismo tiempo los menores.

— ¡Oh, mis dos muchachos... soy tan feliz de ser su mamá!

Fue la última oración que pronuncio Lan Jia.

Por desgracia. Lan Zhan siempre se cuestiona si merece ser feliz a pesar de haber cometido un error que no tiene perdón.

¿Cómo podría serlo?

No le veía sentido a la vida, no la veía... se sentía como un monstruo. Nadie iba a necesitarlo.

Trató de suicidarse y falló.

Su mentalidad cambio cuando su mejor amiga le dio la noticia que estaba embarazada. Ella necesitaba de él...

Si intentaba quitarse la vida de nuevo, dejaría sola a Wen Qing y su hermano sufriría demasiado. De por sí, Lan XiChen pasó el peor momento de su vida al ver a Lan Zhan con las muñecas sangrando.

Tal vez no fue correcto casarse con Wen Qing sin amarla. Sin embargo, estaba muy convencido que fue la mejor decisión de su vida. ¿Cómo no? ¡Tuvo al mejor hijo del mundo!

Sonrío cuando tuvo a SiZhui en sus brazos. Fue la primera vez desde que ocurrió aquella tragedia.

SiZhui ra tan pequeñito y tan frágil que Lan Zhan creía que con sólo sostenerlo lo rompería.

Una vez, mientras Lan Zhan paseaba con su esposa e hijo, el niño señaló a un vagabundo.

—¡Burro!— señaló el pequeñito.

Wen Qing golpeó la mano de su hijo. SiZhui evitó llorar, sabía que su mamá le iba a pegar más fuerte si se atrevía hacerlo.

—No señales— regañó la Beta—. ¿Por qué dijiste eso?

—El abuelo dice que si no estudio terminare así. Entonces ese señor es un burro por no estudiar— contestó SiZhui.

—Nunca juzgues a la gente sin conocerla—apuntó Wen Qing molesta.

¿Quién arruino mi vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora