Varios culpables.
Un testigo que mintió por miedo.
Una Alfa que le arrebataron su inocencia.
Un inocente fue condenado trece años en la cárcel por un crimen que no cometió.
¿Podrías perdonar los que te han lastimado?
¿Te enamorarías de la perso...
En una fiesta se estaba celebrando el cumpleaños de un niño de tan sólo seis años. El pequeñito estaba jugando alegremente con sus amigos. Su madre le pidió que viniera a la cocina. El pequeño Alfa entró emocionado y recibió un conejo esponjoso. Sus padres le dieron besos, le felicitaron y sentían una plena satisfacción al ver la gran sonrisa de su hijo menor.
El hijo mayor mientras tanto se encontraba en el patio comiendo mientras hablaba por el celular con un amigo. Su hermanito corrió hacia él para abrazarlo por la cadera.
— Vamos a jugar.
— Ya voy Zhan, deja que termine de hablar con mi amigo.
— XiChen, me dieron un conejito. ¡Mira que bonito es!
— ¡Feliz cumpleaños, Lan Zhan!
Al escuchar esa voz femenina y molesta, Lan Zhan se escondió detrás de su hermano.
— Lan XiChen, le traje el pastel favorito de Zhan.
— ¿Cómo se dice, hermanito? — trató de forzar una sonrisa Lan Xichen.
El menor miró de un lado a otro.
— Gracias, tía LingJiao — dijo con indiferencia Lan Zhan.
Aquella mujer era la hermana de su madre, delante de todos era una carita de ángel pero cuando estaba a solas con Lan Zhan o con Lan XiChen, sacaba su lado verdadero. El niño más pequeño lo describiría como una mujer venenosa, pues lo trataba mal y ofendía. A él y a su hermano.
Al parecer, ella estaba enamorada de su padre, pero su amor jamás fue correspondido y toda su irá iba dirigida a sus sobrinos pues eran la representación del amor de su hermana y del hombre que alguna vez amó y que jamás podrá tener a su lado.
Era simplemente una mujer hipócrita y descarada. Siempre trataba de seducir a su cuñado, pero al intentar de hacerlo, hacía el ridículo.
Al menos Lan Zhan sólo sufría cuando quedaba a solas con su tía. Era feliz con su hermano, su tío QiRen y sus padres.
Hasta que...
Su madre murió y su padre se volvió a casar...
Con LingJiao.
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— ¿A dónde vas, jovencita? — gritó una mujer al ver a su hija mayor dando zancadas.
La niña se detuvo, pero no se acercó. Dio vuelta para verle la cara a su mamá mientras que un pequeño niño se asomaba un poco para ver la escena de la mujer que lo trajo al mundo regañando a su hermana mayor.
— ¡A donde sea! No tengo ganas de ver tu asquerosa cara.
