¿Quién arruino mi vida?

La victima

Había una vez una niña llamada Jiang YanLi, era una Alfita de doce años despreocupada de la vida.

Se dedicaba a estudiar, ayudar en la casa. Cosas que cualquier niña hace. 

 Su madre era una empresaria importante mientras que su padre era un abogado que a pesar de ser un Omega, logró ser reconocido.

Tenía un hermano  cuatro años mayor que ella. Se llevaban bastante bien. Al contrario de otros niños que suelen pelearse y gritarse, pero entre ellos nunca hubo tales problemas. Al contrario, se hablaban, jugaban en paz. 

Cuando Jiang YanLi estaba en el vientre, su papá podría jurar que escuchaba sus llantos. Nació en la cocina, pues el Omega no soporto más y tuvo que traerla al mundo sobre la mesa.

El llanto de la pequeña era tan fuerte que se escuchaba por toda la mansión y las personas que pasaban por ahí no podían evitar mirar hacia la enorme casa.

El mundo de la niña era la cocina, la mayor parte de su tiempo era en aquel lugar. La comida para ella era especial, porque pensaba en sus seres amados, amaba ver sus expresiones cuando consumían lo que preparaba. 

YanLi estaba segura que las emociones intervenían mucho en el procedimiento de la cocina. Pues un día estaba deprimida, y mucho. Al servir el platillo sus padres y hermano terminaron llorando de la nada.

El hombre porque recordaba a un antiguo amor, un amor imposible y otro tipo amor que perdió: La amistad de su mejor amigo. Los recuerdos amargos lo invadieron.

Su madre también lloraba al recordar las exigencias de sus padres y como estos en vez de estar orgullosos se enojaban cada vez más con ella.

Mientras que su hermano,  lloraba por cosas triviales. Al contrario que los adultos, su llanto no fue tan fuerte ni sentimental.

También la niña recuerda que una vez cocinó enojada y eso ocasionó que su familia estallara en furia con quienes se les cruzaba en su camino.

Es obvio el resultado cuando ella cocinaba alegremente y con amor. Su familia siempre estaba satisfecha y los mejores recuerdos de sus vidas pasaban por sus mentes. A veces dejaban caer una pequeña lágrima de alegría. Rara vez eso pasaba.

Los sirvientes comenzaron a creer que tal vez YanLi era un tipo de bruja. 

Además de ser buena en la cocina, también era bella y talentosa en el arte y música. En la escuela era la mejor de su clase pero no muy popular debido a su tranquilidad.

Todo era de colores.

Su felicidad se veía reflejada en su sazón.

Hasta ese día...

Ese maldito día. 

Su madre había salido de viaje y en su regreso, YanLi quería preparar su platillo favorito, así que fue a buscar unas hierbas frescas que crecían en un bonito jardín. Le llamo la atención tomar unas frutitas rojas y las tomó para hacer un postre con ellas.

Escucho las risas de unos niños, un poco mayores que ella. No le tomó importancia y siguió recogiendo los frutos. No tardo mucho en sentirse incomoda pues uno de ellos la señalo y dijo vulgaridades hacia ella. El grupo se reía.

YanLi captó un aroma extraño. Unos Omegas parecían estar en celo y los Alfas tenían los ojos dilatados y sus sonrisas permitían ver sus colmillos.

No soportó más aquella atmósfera pesada y comenzó a caminar.

Los niños le pedían que no se fuera, que fuera a divertirse con ellos.