VIIII

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Lily prefería los claveles.

Amelia prefería las rosas, pero no las rojas.

Ely no es muy fan de las flores. Pero los girasoles siempre han sido las únicas flores que le gustan.

Tienen gracia, son muy diferentes a comparación de las Rosas, pero tienen su encanto. Ely es un girasol, uno especial.

Como toda persona normal, Ely mantenía secretos, además del de su amor hacia su mejor amigo, el cual tampoco es tan secreto.
Había mencionado tan solo una vez su cumpleaños, pero nunca lo repite, y cuando alguien pregunta una vez más por ello, cambia de tema.

No había una razón clara para no gustarle su cumpleaños, pero realmente no los disfrutaba.

Cumplir 16 no era algo que le encantara del todo; tener que comenzar con el curso de aparición, y estar tan cerca de ser libre de hacer magia en el mundo de la magia.

«—Seré un fracaso.» pensó viéndose en el espejo, cuando intentó aprenderse los pasos que indicaban el libro que Lily le había prestado.

Al fin, ya era de mañana, fría a pesar de ser octubre, el cielo estaba gris, amenazando con una potente lluvia. Ely vio hacia la ventana y suspiró cansada, no era una manera muy bella de comenzar su cumpleaños, percatándose de que llovería, al parecer, todo el día.

No había recordado a Lily y Amelia sobre su día especial, no esperaba ningún tipo de felicitación que no fuera solo de Edward.

Ely quería un día tranquilo, sentirlo como un día cualquiera. Por lo que se arregló como cada mañana, nada diferente, y salió del dormitorio. Si, se había despertado antes que las pelirrojas.

¿Desayunaría en el gran comedor? No, en las cocinas había algo mucho mejor.

La única celebración que quería.

En la cocina, los elfos la esperaban con un pastel de fresas y crema de vainilla, pastel de queso con zarzamora y diferentes tipos de postres especiales para ella. Nada de chocolate.
Todo sobre una mesa redonda que había sido colocada para ella, y en la pared cercana había unas banderitas color rojo y dorado que citaban "Feliz Cumpleaños"

Era la única fiesta que quería, una donde pudiera comer sin que nadie la mirara. Fuera de su propio drama.

—Gracias.- dijo hacia las pequeñas criaturas.

Los elfos, emocionados por la presencia de la castaña, esperaban con ansia que probara los manjares que habían preparado para ella.

Y así pasó la mañana de su cumpleaños. Con su propio festín en la cocina del castillo, en compañía de los elfos domésticos.

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Lily y Amelia se sorprendieron al no encontrar a la castaña en el dormitorio, y les pareció algo extraño que tampoco se presentara al desayuno. Miraron hacia Edward, quien esperaba en la entrada del gran comedor, de pie y sosteniendo un girasol con un moño rojo.

—¿Será para Zara?- Preguntó Lily hacia Amelia.

—No, Zara ya está aquí.- respondió Amelia, mientras comía de su desayuno.

Las pelirrojas se encogieron de hombros al no encontrar una respuesta a la ausencia de la castaña.

Pero al llegar al aula de transformaciones, sentada en los lugares del final de la sala, se encontraba Ely. En su mesa ya estaba sus pergaminos, su pluma y tinta preparada para escribir lo que McGonagall dictara en esa clase.

Y en el momento en el que quisieron acercarse a ella, la profesora llegó, pidiendo a todos que tomaran sus lugares.

Pronto la clase comenzó, Minerva McGonagall se sorprendió de encontrar a Ely ya sentada entre el grupo, prestando atención y tomando notas. Miro hacia el único lugar vacío, hacia falta Edward Johnson.

Rewrite the Stars |1| SIRIUS BLACK | EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora