II

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Los días pasaban como en cámara lenta para Ely, había pasado la primera semana de regreso a Hogwarts y la castaña ya esperaba ansiosa las vacaciones de navidad para volver a casa y olvidarse de las clases por tan solo unos días.

-Sábado y Domingo no son suficientes para descansar de toda una semana de trabajo duro.- dijo a su mejor amigo. Ambos sentados frente al otro en la mesa de Gryffindor en el gran comedor. -Odio los miércoles.

-¿hay algo que te agrade de verdad?- pregunto Edward sin despegar su vista de su libro de pociones.

-¡Quiero descansar!, y los fines de semana ni siquiera son para descansar aquí, dejándonos tantos trabajos...- se quejaba mientras removía la comida en su plato.

-trabajos, los cuales no has comenzado.- respondió el peliazul.

-lo sé, me los vas a pasar tú ¿no?-recargó sus codos en la mesa y su barbilla entre sus manos mientras pestañeaba seguidamente, tal y como hacían las otras chicas.

-Sabes que estoy en contra de que copies mis tareas, pero de igual forma los tomarías de mi mochila.

-me conoces bien.

Su conversación se vio desviada al ver quienes llegaban armando tanto escándalo, Ely deseaba que se sentaran lo más lejos de ellos, últimamente cada vez que se topaban de frente miraban a la castaña con burla.

-¿porque tienen tanta energía siempre?- pregunto Ely viéndolos. -¿que tiene de bueno un miércoles común y aburrido como este?

-eres tan joven, pero me haces creer que tienes el alma de una anciana amargada.- dijo el metamorfomago.

-oh, gracias por insinuar que seré una anciana amargada, soltera y fea.- dijo Ely dejando caer su tenedor.

-No lo hice, ¿me dirás porque estás de tan malhumor hoy?- pregunto Edward.

-porque odio los miércoles.

Ambos permanecieron en silencio por unos segundos, el gran comedor aún se encontraba algo vacío, era temprano aún, Gryffindor compartiría transformaciones con Slytherin, por lo tanto empeoraba más el humor de Ely.

A unos metros alcanzó a escuchar la conversación de James Potter con Remus Lupin, habían llamado la atención de Ely, por lo que puso su atención disimuladamente hacia ellos.

"El equipo de Quidditch está incompleto" era el tema principal.

Ely se giró hacia su mejor amigo, tal vez ese sería un gran paso para llegar a su cometido, Edward ama el Quidditch, pero le teme a las alturas.

-Ed, ¿que tan mal juego Quidditch?- pregunto.

-No eres mala, tienes una grandiosa puntería, tus reflejos necesitan pulirse, pero eres buena jugando Quidditch.- dijo aún sin apartar su vista del libro de pociones. -Claro, nunca te he visto jugándolo a grande escala, pero supongo que sabes defenderte en cuanto al deporte.

-me presentaré a las pruebas entonces.- dijo decidida. No era una idea descabellada, su padre jugaba Quidditch cuando estaba en Hogwarts, era el buscador y había enseñado todo lo que podía a su hija en sus tiempos libres.

Edward apartó su vista del libro y miró a su mejor amiga por encima de sus anteojos.

-¿tú? ¿Presentarte a las pruebas de Quidditch?¿tú haciendo deporte?- pregunto con gracia.

-Si, papá puede enviarme mi escoba si se lo pido, además en eso confío en mi, se que no soy mala en Quidditch.- dijo muy segura.

-¿para que puesto presentarías?- Preguntó con interés Edward.

Rewrite the Stars |1| SIRIUS BLACK | EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora