Rewrite the Stars |1| SIRIUS BLACK | EN PAUSA

XLI

El muelle resulto ser uno de los lugares que más marcaron el viaje de Ely y Sirius; cada nuevo lugar al que llegaban era más increíble que el anterior, el tiempo que hacía ni siquiera les recordaba que estaban en el auge de una guerra en la comunidad mágica; los muggles ni siquiera parecían darse cuenta de lo que sucedía.

Era aun de tarde, pero el sol pronto ya ocultaría por completo, y habían parado en otro lugar de descanso que encontraron en la carretera cuando iban camino a su último destino. Ya era viernes lo que significaba que al día siguiente en cuanto llegasen al último lugar por recorrer tendría que regresar al Valle de Godric. Ambos jóvenes lo tenían tan presente que por sus mentes se les atravesó la idea de no regresar nunca más, por ello mismo se dispusieron de disfrutar del ultimo atardecer que presenciarían sin sentir ninguna presión de su realidad.

El lugar en que se iban a quedar ese día era sin duda el más viejo del que se habían quedado en los días anteriores, lo que a Ely le extrañaba era que le pareciera como perteneciente al viejo oeste, lo que podria ser imposible porque esa era sin duda no se vivió en Inglaterra. No significaba que el establecimiento fuera feo y solitario porque en realidad parecía ser bastante concurrido; se trataba de un hotel cafetería, en el cual viajeros llegaban ya sea solo a descansar o comer algo de pasada.

El ambiente del lugar fue sin duda el favorito de Sirius, ellos no eran los únicos viajando en motocicleta, dentro de la cafetería habia un grupo completo de viajeros – mucho mayores que ellos dos- vistiendo similar a ellos a excepción de que usaban chalecos negros.

—¿Por qué usaran gafas de sol cuando ya es oscuro? – pregunto Ely mirando de reojo al grupo de motociclistas; habían progresado notablemente en pasar desapercibido. Mezclarse entre los muggles ya no les parecía un problema, dado que, si debían hablar con alguien más decían lo mismo, que son americanos.
El acento de Sirius habia mejorado y parecía que se habia vuelto parte de la castaña, ambos temían que se acostumbraran a hablar con acento americano que lo siguieran haciendo por el resto de su vida. Pero recordaban a James, quien de sus amigos es el que tiene el acento británico más marcado.

—me estaba preguntando lo mismo. – respondió el pelinegro mirando de la misma manera que Ely hacía unos metros de ellos, uno de los hombres sintió la mirada de Sirius, por lo que ambos de inmediato desviaron la mirada. —¿seguirías conmigo si yo quisiera hacerme uno de ellos?

—¿hacerte uno de ellos incluye engordar y dejarte esa barba de chivo? – pregunto Ely con ironía, mirando rápidamente a uno de ellos peinándose la barba. —De ninguna manera.

—Considero que a mí se me vería bien esa barba. – se defendió el pelinegro.

—Con otro tipo de barba puede que sí, pero me gusta más tu cara de bebe. – le respondió Ely sonriéndole, dejando un beso rápido en su mejilla. —¿Cómo crees que este James sin ti? Porque sinceramente yo creo que no ha de saber ni que hacer. Lo veo en su habitación mirando hacia el techo.

—así lo deje antes de que comenzar el viaje. – respondió Sirius. —Pero tiene a Lunatico, y no dudo que no haya visto Evans.

—Extraño a nuestros amigos, pasamos demasiado tiempo con ellos. – justo en ese momento la camarera de la cafetería habia traído su pedido. —Pero no quiero volver.

—¿ni siquiera porque el lunes comienzas con la academia de aurores? – pregunto mirando a la castaña mientras tomaba una de las papas fritas que ordenaron.

—por ese lado si me gustaría volver, pero... se siente bien, romper la rutina.

Volvieron a la habitación en la que pasarían la noche un par de horas después, cuando la dueña del lugar dijo que solo quería de autoservicio; sin embargo, no entraron a la habitación, en realidad tomaron lugar en la mesa de jardín que estaba fuera de la habitación, y la castaña saco de su bolso el famoso juego de cartas que se habia vuelto el favorito de ellos. El cielo ya estaba oscuro y la luna resplandecía al igual que las estrellas.