Capítulo Uno.

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La literatura no es un pasatiempo ni una evasión, sino una forma, quizá la más completa y profunda, de examinar la condición humana.

Johnny anotó la frase en su cuaderno, resaltándola con el lápiz y arrugando los labios ante su cursilería. Su ex novia solía reclamarle mucho por ello.

Él no podía evitarlo. Amaba los libros, amaba la manera en la que los escritores creaban um mundo con sólo palabras y su imaginación. Amaba el cómo una rima podía convertirse en algo tan inmaculado como una poesía. Amaba la magia que había entre cada espacio, entre cada página.

Desde pequeño, el alfa fue fanático de la lectura. El primer libro que leyó y entendió fue un viejo diccionario que su madre tenía. A los cinco años, Seo YoungHo ya sabía buscar el significado de una palabra en aquel enorme libro de conceptos.

Sin embargo, por muchas palabras que John se aprendiera, aún no encontraba un adjetivo para describir a aquel omega del que aún no conocía el nombre.

Su sorpresa fue monumental al enterarse que ambos estaban en la misma clase. La sorpresa pasó a ser odio hacia sus compañeros de aula al notar que todo el mundo lo trataba como si el pelirrojo no estuviera allí, sentado junto a ellos y recibiendo las mismas clases. TaeHyung sí tenía razón en algo: no tenía ningún amigo.

Nadie hablaba con él, ni siquiera los profesores. Al alfa le picaba el cuerpo por querer acercarse y conocerlo mejor, pero algo se lo impedía.

Timidez.

John se veía como el típico cliché del alfa maleducado, mujeriego y estúpido que pintaban en las películas, pero él era todo lo contrario. Era cursi a matar —tantos libros de romance leídos estaban empezando a pasarle factura—, era tímido y a veces sentía que resaltaba mucho, cosa que no le gustaba del todo.

—Muy bien, chicos. —llamó la profesora sacando a John de sus pensamientos—. Anoten bien, porque vamos a hacer el primer trabajo de la materia.

Se escuchó un quejido general.

—No sean vagos. —la profesora sonrió. Era joven, beta, quizá superando a sus estudiantes por ocho o nueve años. Su largo cabello rojo y su sonrisa la hacían llamativa a la multitud masculina—. Se los mandaría a hacer solos, pero son cincuenta páginas como mínimo, y yo soy misericordiosa. Además, se va a tratar de las Formas Literarias, algo sencillo para empezar.

Luego de establecer los parámetros para el trabajo, la profesora empezó a nombrar a todos los alumnos de dos en dos, estableciendo así a las parejas.

—Muy bien, ¿quién falta por pareja?

John levantó la mano discretamente.

—¡Oh! ¿Tú eres de los recién transferidos, no cariño? —el castaño asintió en respuesta. La profesora paseó la vista en todo el aula hasta detenerse de nuevo en Johnny—. No hay nadie libre, no sabía que fueran impares...

—Yo todavía no tengo pareja, señorita.

Los alumnos desviaron la vista hacia el último asiento junto a la ventana. El omega pelirrojo miraba directamente a la profesora con sus ojos serios y con su mano alzada al aire.

—Tú haras el trabajo solo, Moon.

John se sorprendió por la metamorfosis. La calidez habitual de la catedrática había pasado a ser odiosidad y frialdad dirigida sólo al omega. El norteamericano pensó que era de muy mal gusto ese tipo de trato, así que decidió intervenir.

—El trabajo es en pareja y quedamos dos personas libres. —habló, ronco, casi rozando la voz de mando; su lobo había estado descontrolado últimamente y estaba tomando protagonismo en la mayoría de sus acciones. Desde la aparición de aquel omega arisco con aroma a fresa y frutos rojos, todo parecía patas arriba con su animal interior.

Bitter. [JohnIl] [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora