Bitter. [JohnIl] [CANCELADA]

Capítulo Cuatro.

[Capítulo al final de la nota.]

¿¿¿¿Por qué Wattpad sE EMPEÑA EN CAMBIARME LOS GUIONES????

COLABÓRAME CHAMO, NOJODA.

Perdón ahre

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—Bueno... —la profesora bajó las páginas del documento observándolo con ojo crítico. Unos lentes de lectura adornaban su mirada vivaz—. El trabajo está muy bien hecho. Pulcro, bien redactado y sin errores.

John sonrió orgulloso.

—Sin embargo —la catedrática lo observó por sobre los lentes—, esto era en grupo, y sólo te veo a ti.

—Mi compañero está indispuesto.

—¿Indispuesto de qué forma?

El alfa cambió el peso de un pie a otro, incómodo, parado junto al escritorio de la beta.

—Problemas de salud. —quería apartar la mirada. Su lobo estaba gruñendo en su interior.

—Tendrá que traerme la suspensión firmada por el médico de la universidad. —la profesora volvió la vista al documento—. A menos que quieras encubrirlo. ¿Hiciste tú todo el trabajo?

YoungHo frunció el ceño. Aún en medio de su estado convaleciente, TaeIl había insistido en terminar el trabajo. De hecho, él redactó la gran mayoría de éste, el alfa sólo se ocupó de transcribir.

—No, profesora. Él lo hizo conmigo.

—Si está enfermo, ¿cómo lo hizo? —ironizó la mayor.

—Existen redes. Drive, Skype, Correo, Gmail y paro de contar. —ni loco le diría que el omega estaba en su casa.

La beta se removió en el sillón.

—Felicidades. Sacaron la nota máxima del trimestre. —la mujer cerró el documento, desconectando el pendrive y entregándoselo casi sin mirarlo a la cara—. Recuérdale a Moon la suspensión.

—Sí, profesora.

Haciendo una reverencia, John se retiró del aula. Esa materia era la última del día, y las personas que presentaban se podían ir retirando. Tuvo suerte de ser uno de los primeros grupos.

Su lobo gruñó en su mente, insistiéndole para echarse a correr a toda velocidad en dirección a casa, con su omega herido y mimarlo en todos los sentidos posibles. Pero no podía, porque le había prometido a Mark y a Chittaphon que los invitaría a unas pizzas en su departamento.

Por supuesto que el alfa se negó al principio, alegando que cuidaba de una persona enferma y que no podía darle más molestias de la necesaria. Chittaphon no le vio ningún problema, simplemente rechistó un: "no lo molestaremos mucho, lo prometo."

Y John no tuvo lengua para decirle que no.

Suspirando, caminó hacia las afueras de la facultad, recibiendo los últimos helados ventarrones de septiembre antes de dar paso a un invierno que alentaba ser demoledor. Esperaba que, para entonces, el omega estuviera en condiciones para soportar la estación. No se imaginaba estar herido, convaleciente y con frío. Debía ser un infierno.

El alfa elongó un poco, sintiendo los músculos relajarse y los huesos crujiendo. Estaba cansado, sí, pero igual quería volver a casa para continuar cuidando a aquel lindo pelirrojo que la vida le había puesto en el camino.