Capítulo Quince.

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GRACIAS POR LOS 5K DE VISTAS *crying noises*
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En la mañana siguiente, el omega se sentía pesado, flojo y sin ganas de levantarse.

La resaca estaba causándole un molesto dolor de cabeza. Sin embargo, la sequedad en su garganta lo hizo abrir los ojos. La luz del sol que se colaba por las cortinas lo hizo gemir en voz baja.

¿Qué horas eran? ¿Dónde estaba?

Aún medio grogui, pudo reconocer el tenue aroma de SiCheng entre las sábanas que lo envolvían, así que supuso que estaba en casa del omega chino. De cualquier forma, allí siempre terminaban luego de una fiesta. Todos gravitaban a la casa del chico, pues además de ser la más grande, siempre estaba sola, por lo que nadie podía molestarlos.

Con los ojos a medio abrir se enderezó en la cama y se levantó descalzo para buscar un vaso de agua, pues la sed que sentía no lo dejaría dormir unos minutos más.

Cuando bajó las escaleras, se encontró con que Yuta ya estaba despierto, tomando un café mientras veía las noticias sentado en el sofá de la sala. A su lado, SiCheng comía una banana también concentrado en la TV. TaeIl los saludó a ambos con un ronco "buenos días" para luego servirse una taza de café, arrastrando los pies hasta la cocina.

—¿Dónde está JungWoo? —cuestionó el mayor luego de haber tomado el primer sorbo de su bebida.

—Lo llamaron del hospital. —contestó el beta encongiéndose de hombros—. Al parecer hubo una emergencia anoche y solicitaban su ayuda.

Confundido, el omega caminó para encontrarse con sus amigos, ubicándose en el sillón individual que quedaba al lado del sofá donde ambos estaban acomodados.

—¿Cómo que una emergencia?

—Sí, una emergencia. Mira. —le señaló SiCheng el televisor. Allí, un reportero hablaba acerca de un incidente a altas horas de la madrugada: una tienda de veinticuatro horas estalló por los aires debido a una bomba que se escondía en sus almacenes. Murieron aproximadamente veinte personas, pues la explosión fue de tal proporciones que no sólo abarcó la tienda, sino las casas de sus alrededores. Todo lo que estaba en un radio de treinta metros alrededor de la tienda se incendió a tal punto que tuvieron que evacuar a la comunidad cercana de esa área. Según el reportero, hubo un total de cincuenta y tres heridos.

TaeIl dejó el café a un lado cuando un sentimiento extraño se alojó en su estómago, su lobo de la nada lloriqueó y gimió. Esa tienda estaba a seis cuadras de la casa de John.

Sin pensarlo mucho, optó por tomar su celular (que milagrosamente estaba encima de la pequeña mesita) y marcó el número de su alfa, sintiéndose repentinamente ansioso.

La contestadora fue lo que escuchó casi al instante después de marcar, diciéndole que el número que llamaba no estaba disponible.

—¿Sus teléfonos están funcionando? —preguntó mientras trataba de calmarse a sí mismo.

No pasó nada malo. John está bien. Él está bien...

—Bueno, después de que vi la noticia traté de marcar a tu alfa pero me saltó la contestadora. —respondió Yuta. TaeIl lo miró con ojos frenéticos, las náuseas se abrían paso poco a poco en su sistema debido a los nervios. Su omega interno no hacía nada por calmarlo, dando vueltas sobre sí mismo y llamando casi a gritos a su alfa.

Bitter. [JohnIl] [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora