CAPÍTULO 1

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Por fin es viernes, eso significa que me quedaré en casa por que viene mi madre.Cosa que me pone feliz, pero no tanto.

Entré a mi primer año de universidad para medicina, pero tuve que mudarme por la ubicación de la escuela, era en una ciudad distinta a la que vivía, incluso en otro estado. Mi madre no puede dejar su trabajo  así que tengo que vivir sola. Admito que la extraño y mucho pero vivo mejor así; por mi propia cuenta y volviéndome más independiente.

Llego a casa y saco mis llaves. Les explico; vivo en un pequeño departamento que amo con todo mi ser porque es mío y solo mío. A mi modo. Lo llené de mis cosas y unas cuantas plantas que compraba en los invernaderos o mercados ecológicos que se colocaban en las avenidas regularmente los fines de semana. A escondidas tenía un hámster, ya que en los departamentos no dejaban tener mascotas, pero me sentía sola y un hámster no hace tanto ruido como un perro. Le puse de nombre Timoteo. Él es mi compañía.

Abrí la pequeña puerta de su jaula y lo metí en el bolsillo de mi suéter. Siempre se quedaba allí porque era cálido y la ciudad donde vivía era demasiado fría debido a los grandes edificios y que evitaban que ka luz del solo calentara un poco los departamentos de edificios más chicos. Abrí mi armario; saqué mi pijama y una sudadera. La coloqué sobre la cama. Entré a la ducha a tomar un baño.  En lo que me baño me presento:

Me llamo Lea (pronunciación: Lía) edad: 18 años, aunque pensándolo bien, falta poco para mi cumpleaños. Vengo de otra ciudad muy muy distinta a esta en todos los sentidos, donde vivía era un lugar muy tranquilo y todo mundo te conocía, aquí es totalmente distintos, es enorme y hay demasiadas personas. No tengo novios, es mas, nunca he tenido un novio, mucho menos he dado un beso y jamás algo más. Vivía con mi mamá y  mi papá, antes de esto. Las cosas solían ser complicadas en casa, ellos estaban detrás de mi en absolutamente todo y aunque admito que los extraño demasiado, me encanta esta libertas, lo triste es que en este momento no tengo ni la menor idea de que esta libertad pronto terminará.

Salí de la ducha y caminé a mi cama para poder vestirme. Sequé mi cabello y lo cepillé. Odiaba con todo mi ser cepillar mi cabello, porque tendía mucho a enredarse. Coloque mi pijama y la sudadera y dentro de los bolsillos de la sudadera nueva metí a Timoteo. Él es el amor de mi vida. Lástima que es un hámster, pero estoy segura que si fuera un humano, sería guapísimo, no sé porque, pero lo presiento. 

Lavé mis manos en el fregadero de la cocina. Tomé un paquete de palomitas de la alacena y las metí al microondas.  Me senté en el sillón para esperar a que se cocinaran bien. Caminé para sacar un tazón donde colocarlas y las vertí.

Me dispuse a ver una película y mientras esperaba a que mi mamá llegara. Era mi momento de disfrute y preparación psicológica para los gritos que venias; así que, Lea, prepárate para los regaños de mamá : ¡ESTO ES UN DESASTRE!, ¡TÚ CUARTO ESTÁ LLENO DE PLANTAS, ESTARÁS INFESTADA DE INSECTOS PRONTO!, ¡SÉ MÁS ORDENADA!. Los alucinaba. Tan solo imaginarlo me da dolor de cabeza.

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