CAPÍTULO 11

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Tenía una cama enorme y un closet que abarcaba una pared. Un tocador y unas cuantas repisas vacías, todo vacío, excepto el suelo y la cama. Estaban llenos de bolsas con lo que parecía ser compras de ropa de distintas marcas.

-¿Es tu cuarto? Creo que está un poco vacío – pregunté.

-No Lea, no es mío, es tu nueva habitación- respondió.

-¿Mío? - Aun no terminaba de darme la idea de que las cosas no eran como antes, que todo estaba cambiando y que ya nada iba a ser igual que antes.

- Solo tuyo. El mío está enfrente. Supuse que sería bueno darte tu espacio, ya que viviremos en el mismo lugar y a veces es bueno estar solo por un tiempo. Pero bueno, te dejaré para que puedas medirte la ropa y ver lo que te gusta y lo que no. Lo que te guste, puedes guardarlo en el closet, si hay algo que no te gusta la devolveremos- Dijo y se fue.

Cerré la puerta y me senté en el suelo. Recordaba a mi familia. Mi familia y yo no teníamos dinero, al contrario, teníamos muchos problemas económicos. Jamás usé estas marcas. Mi ropa era heredada o me la regalaban en fiestas importantes como mi cumpleaños o navidad.

Abrí con curiosidad cada una de las bolsas. Había de todo en esas bolsas. Había muchísima ropa y muchos vestidos elegantes, zapatos de todo tipo, maquillajes y cosas para aseo personal y cuidado personal. Aunque lo que más me llamó la atención, fueron los libros y las piezas decorativas. Una de esas era un marco fotográfico y la fotografía que contenía, era de mi madre.

Rompí en llanto y me tiré al suelo. Parecía niña pequeña haciendo una rabieta. Pero quien no la haría si fue vendida, secuestrada tras ver a su madre asesinada frente a ella.

Me quedé dormida en el suelo y los brazos de Nicholas me levantaron. Me llevó a la cama y se quedó levantando la basura de las bolsas. Se fue y me dejó sola.

Agradecía mucho su amable gesto, pero en ese momento era lo que más necesitaba. Estar sola... 

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