CAPÍTULO 12

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EnyArevalo

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No me di cuenta en qué instante me quedé dormida. Me dolía la espalda y ahora la habitación se iluminaba por los demás edificios. Ya había anochecido. El cuarto estaba impecable y la pequeña luz del resto del piso se colaba por debajo de mi puerta. Me levanté, estiré mis dedos de los pies y me quedé pensando si era correcto salir y pedir comida o mejor esperar a que me la trajeran o que él me indicara que hacer.

Estaba en shock aún y por eso no actuaba de manera drástica, al contrario, me mantuve relajada después de todo y llorar tanto. De alguna forma debía salir todo ese miedo y enojo. Sabía que tarde o temprano actuaría de forma agresiva y caería en la punta de lo que está sucediendo.

Mi ropa o la porquería esa que llevaba puesto era todo un asco aún la llevaba puesta, pero me sentía muy incómoda. Me acerqué a la puerta y le puse el pestillo. Me despojé de aquella cosa tan denigrante y abrí una puerta corrediza que era el closet. Había una bata de seda color rosa palo y me la puse encima.

Entre al baño y lavé mi cara. Necesitaba quitarme toda la suciedad de la cara. Me sentía sucia, necesitaba una ducha, pero aún no debo tomar tanta confianza. Ese era uno de esos momentos donde necesitabas la cosa más innecesaria del mundo, en este caso una ducha, estando en una situación de este tipo.

Todo se bloquea y no puedes pensar bien. No sabes si tomas buenas decisiones o malas. Solamente te dejas llevar por lo que oyes y ves, pero respondes lo que sea. La vida te importa un carajo y si te pasa algo, no te interesa en lo absoluto.

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