Sold

CAPÍTULO 7

Me han aseado a más no poder. El shampoo olía a lavanda y la barra de jabón a vainilla. Me senté sobre una silla y secaron mi cuerpo. Rociaron un poco de loción de Vainilla y esperaron a que terminara de absorber. Mientras las chicas fueron por un bote con cera y una paleta de madera.

Untaron la cera por todo mi cuerpo, incluso en zonas no se nota ni el mínimo rastro de vello, pero ardía mucho en las zonas que si había. En anteriores ocasiones me había depilado, pero justamente por que dolía mucho, no lo volví a hacer. Sufría un poco.

Pasaron un trapo con agua fría para cerrar los poros. Sacaron de un gancho que ya estaba preparado, un conjunto de lencería de encaje blanco. Tenía un lindo encaje de flores y un moñito blanco en el frente de cada pieza; y unas medias blancas un tanto trasparentes con unos ligueros. Me pusieron aquel conjunto y unos tacones plateados enormes. Parecía Bambi sin duda alguna, ya que mis piernas eran largas aunque no tan delgadas.

León entró con una bandeja metálica que llevaba una jeringa y un pequeño frasco de cristal con un líquido transparente. Razón por la cual me puse un tanto nerviosa. Me sujetaron las manos y las piernas. Lo sentí como una traición, pero solo me repetían que estuviera tranquila y que nada malo iba a suceder.

No dejaba de patalear para que no me inyectaran. Sabía que si me inyectaban aquello, sería el fin de todo; que esa minúscula aguja, sería el fin de mi libertad. Tomó mi brazo con fuerza y me logró inyectar. Poco a poco comencé a sentir un mareo, las voces eran más lentas y mi audición despareció por completo. Y de un segundo a otro, estaba inconsciente.

Acababa de entender que todo esto era comercio de mujeres. Pero lo que no entiendo es ¿por qué a mi?, jamás hice nada y mi familia no es la más rica del mundo. Incluso hubo una temporada de problemas económicos bastante graves. Nunca me he involucrado en situaciones que me puedan poner en un riesgo.