CAPÍTULO 22

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Lea pov's

Realmente pude descansar poco, pero ya era algo y un buen logro aunque comenzaba a reaccionar ya de forma distinta y era increíble el impacto psicológico que una situación como estas podía generar. Pasé de estar increíblemente pasiva por las drogas, a estar confundida y salir corriendo, gritar y reaccionar de la manera supongo más lógica.

Estaba comenzando a amanecer, y los edificios reflejaban el sol y las tonalidades rosas, violetas y rojizas. Supongo que tenía que acostumbrarme en lo que no podía ejecutar mi plan.

Fui al baño a arreglarme un poco, cepillarme los dientes y por lo menos tener la mejor actitud posible ahora que no tenía una salida, o por lo menos hacerle creer eso.

Más o menos eran las 8:00 am y ya había tocado la puerta.  Me quitó la cadena y fui a desayunar. Estaba mi desayuno, un vaso con jugo y un otro de agua y dos pastillas sobre una servilleta.

-¿para que son las pastillas?- pregunté y me negaba a tomarlas.

-Sólo te diré que te conviene tomarlas- claro que no lo hice y ahora todo lo que veía en forma de pastillas e inyecciones, me aterraban.

Terminé de desayunar, me levanté, bañé y vestí. Me volvió a colocar la cadena y así eran todos mis días. Eran aburridos y así me pasó una semana y dos semanas. La misma rutina y jamás consumí las pastillas aunque se nota que le molestaba que no lo hiciera. No cruzamos una sola palabra, se iba pero las mañanas temprano  y regresaba a media noche, se escuchaba el timbre del ascensor y cómo iba directamente a su cuarto y cerraba la puerta con pestillo, no cruzábamos una sola palabra.

Estando sola aprendí las rutinas de oficinas. Leí unos cuantos libros de la estantería y arreglé un poco las cosas a mi modo y realmente no tengo esperanza en que hoy sea un día distinto.

Son más o menos las 3:00 pm y a esa hora como, pero no ha venido, probablemente se le ha hecho tarde. Me dormí un rato según yo, pero cuando desperté ya estaba atardeciendo y aún no venían. Comencé a preocuparme un poco. No había nadie en el departamento porque no había luces encendidas.

Ya había anochecido y seguía sin haber nadie. Me intente quitar la cadena y si, realmente era imposible. Sólo sé escuchaban las patitas del perro. Me estiré lo más que pude y con la punta de los dedos abrí la puerta. El perro se acercó y pude ver que de su collar resaltaba su plaquita: Ares

-Con que así te llamas gigante de cuatro patas- le dije mientras acariciaba su mentón.

Hacía frío increíblemente. Por las noches era un lugar frío y en el día era un calor insoportable. Le hice con mi mano señas para que se subiera a la cama y a la primera me entendió. Subió y se acostó en mis pies. Pesaba un poco, pero no importaba.

Más o menos eran las 4:00 am y se escuchó el ascensor y Ares creo que ni se inmutó a ver quien había llegado. Me hice la dormida, pero pude ver cuando iba subiendo las escaleras. No estaba bien, iba tambaleándose, pero no podía ayudarlo. Llegó a su cuarto y cerró la puerta.

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2020 ⏰

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