Narrado por Amelie.
Muevo inquietamente mi cara, pica, pica incómodamente y ni siquiera puedo darme el placer de rascarme porque de otra forma la mascarilla se estropearía.
Hay dos rodajas de pepinillos en mis parpados y alguien hace mesajes en mi melena. No es uno de esos masajes que relajan, es uno de esos masajes dolorosos que te quieren hacer golpear en la cara a la causante de tal daño.
— ¡Auch! — me quejo, por milésima vez.
Desde que llegué no han hecho más que lastimarme, esas bestias...
— No hables — la mujer con uñas de lagarto me reprocha.
— Me lastimas — digo sarcástica.
— La belleza duele cariño — su burla es tan notoria que me cabrea un buen.
Resoplo con fastidio, mi paciencia ha llegado a su limite, mi vaso de agua ya ha rebalsado y eso que el vaso de vidrio es enorme.
Quito sus garras de mi rostro de un manotazo y me quito lo pepinillos para lanzarlos al suelo. Me pongo de pie y camino descalza por todo el lugar buscando a alguien en particular.
Empujo una cortina con fuerza y salgo hacia la sala de espera. Entonces logro divisarlo, el riquillo observa atentamente unos cuantos papeles y los analiza con esa típica seriedad.
Camino hacia él y cuando llego me cruzo de brazos, inmediatamente su mirada cae en mi.
— ¿Dime por qué tengo que hacer esto? — pregunto con enojo.
Él suelta un suspiro y deja sus cosas a un lado, se pone en frente de mi y oculta ambas manos en los bolsillos de su pantalón.
— Porque tenemos un trato, esto es parte del trato. Deja de quejarte, cualquier mujer en tu lugar estaría fascinada de estar en este lugar, el salón de Alice es el mejor de París, conseguir una cita no es nada fácil.
Me carcajeó sin poder evitarlo y él frunce el ceño al no entender que me da gracia.
— ¡Por Dios! ¿Quién pagaría por este pésimo servicio? ¡Esa bruja me esta jodiendo en dolor! — estallo en molestia.
Él niega con fastidio, justo en ese momento, esa bruja con las inmensas garras sale de entre las cortinas.
— ¡No puedes salir así niña! ¡Aún no te hemos quitado ni la mascarilla!
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Suite Francesa ©3
RomanceDarrow Ackermann. Muchos lo conocen por ser el hijo del rey de la mafia, sin embargo, la mayoría lo conoce por ser el príncipe de la fragancia. A sus 30 años el codiciado magnate ha sido reconocido por su exitosa empresa "FraGWorld". Todo se hace a...