Darrow Ackermann.
Muchos lo conocen por ser el hijo del rey de la mafia, sin embargo, la mayoría lo conoce por ser el príncipe de la fragancia. A sus 30 años el codiciado magnate ha sido reconocido por su exitosa empresa "FraGWorld".
Todo se hace a...
Mi móvil vibra y hace eco en el silencio. Frunzo el ceño cuando la insistencia no me deja conciliar el sueño nuevamente.
Maldigo adormilado y me remuevo para poder sentarme sobre la cama. Miro a Amelie con prisa y noto que ella duerme tranquilamente.
Su boca esta entre abierta y su respiración es lenta, varios de sus mechones cubren su rostro por lo que los remuevo y beso su frente sonoramente.
Ella sonríe de lado y abre los ojos encontrándose con los míos. Se pone a mi altura y lleva toda su melena hacia atrás para luego soltar un bostezo.
— Buenos días — sonríe tímidamente mientras cubre su desnudez.
Eso me parece tierno, ¿Cómo puede sentir timidez cuando ayer actuó como toda una fiera?
Río con burla y ella frunce el ceño por lo que de un solo movimiento la subo a horcajadas sobre mi. Sus manos se posan sobre mis hombros mientras muerde levemente su labio inferior.
Admiro su rostro, sus labios, sus caderas y sus pechos. Es bellísima y sería un completo mentiroso si dijera que no quiero tocarla nuevamente.
Mi mano toma su quijada con lentitud y la guio más cerca de mi para tomar sus labios. Comienzo a besarla con lentitud, muerdo su labio con cuidado para gozar del momento.
La presiono contra mi y ella muestra una sonrisa ladina al sentirme.
— ¿Tú no te cansas o si? — pregunta acariciando mis brazos.
Niego y muestro mi sonrisa orgullosa.
— Te dije que me gusta el morbo...
Vuelvo a tomar su boca con demanda y ella sujeta mi cuello para mantenerse recta.
Tomo sus caderas y comienzo a moverla sobre mi con presión, a ella parece gustarle púes comienza a gemir contra mi boca.
La muevo lentamente pero con pausa torturosa, el beso no se rompe y los gemidos se quedan entre nosotros.
Entonces, cuando todo parece que va seguir de la forma más excitante, mi móvil vibra nuevamente.
— ScheiBe... (Mierda) — maldigo en alto.
Amelie ríe y se me queda mirando mientras yo tomo el aparato y contesto.
