[27] ~ Recuerdalo ~ ✅

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Narrado por Amelie.

— Toma — el vaso de agua queda a centímetros de mi boca — apresurate — ordena.

Aprieto mis labios con fuerza para evitar ingerir el líquido. Su mirada se endurece y un gruñido irritado se emite de su garganta. Su mano sujeta mi quijada y la abre con fuerza para hacer que tome el agua de forma brusca.

Comienzo a toser repetidas veces mientras el tipo se pone de pie y limpia sus manos con un trapo, me mira de reojo y tira el material con molestia.

— No colmes mi paciencia si no quieres que te de una golpiza — inhala con lentitud — lo único que debo hacer es alimentarte y estas dificultando mi trabajo.

Toma el plato que se haya sobre la mesa y se pone de cuclillas ante mi nuevamente. Sujeta el primer bocado en la cuchara y la lleva a mi boca.

Me niego a recibir el alimento.

— Abre la boca — advierte.

Lo miro con odio y me niego.

— ¡Que abras la jodida boca! — toma mi quijada en mano y mete la cuchara con fuerza para adentrar la sopa.

Hago a un lado mi rostro y escupo todo sobre su cara. Limpia los restos con su mano y escupiendo procede a estrellar su mano en mi rostro.

Suelto un qujido de dolor y comienzo a sollozar.

— ¡Muerete de hambre!

Toma los utensilios de cocina y sale de la habitación a toda prisa para hecharle seguro por fuera.

El ruido del material siendo cerrado a bruscas hace eco en la enorme habitación. Escupo los restos en el suelo y trato de reprimir otro sollozo.

¿Dónde estás Darrow?

Te necesito...

Bajo la mirada y lloro silenciosamente.

Mi ropa, sucia y hecha añijos, mi piel llena de barro y mi melena aceitosa.

Tres días bastaron para dejarme en este estado. Tres días encerrada y sin comunicación, la claustrofobia comienza a tomar poder sobre mi cuerpo, he perdido el apetito  y de la misma forma, comienzo a perder la esperanza de salir.

No tiene ni la más mínima intención de pedir algo a cambio de mi vida, están decididos a matarme.

Las cuerdas lastiman mis muñecas y mis tobillos. Siento frío pero no parece importarles. Les encanta verme sufrir, a ella le encanta verme sufrir...

El crugir de la puerta hace que levante la mirada inmediatamente, mis facciones se llenan de asco al verla.

Luce impecable como siempre, su vestido blanco se apega a sus curvas y le llega hasta las rodillas. Sus tacones color melón hacen combinación con sus joyas relucientes. Su rubia melena cae sobre sus hombros en pequeñas ondas.

Su maquillaje es leve pero lleva los labios de un rojo intenso.

Se coloca en frente de mi y suelta un suspiro cargado de felicidad, le encanta verme en este asqueroso estado.

— ¿Sigues pensando en no comer? — pregunta con un tono risueño.

No respondo, aparto la mirada con molestia. Pensar que ella esta detrás de todo, jamás se pasó por mi cabeza.

Si, acepto que ella emitía un aura de maldad pero no llegué a creer, ni por más remota que fuera la idea, que sería capaz de hacer esto.

— No te entiendo... — pronuncio en bajo.

Suite Francesa ©3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora