Un doctor respetado había salido de una larga jornada de trabajo, estaba cansado y apenas eran las 5 de la tarde. El día estaba nublado, llovía desde la mañana y el clima no tenía intenciones de cambiar, así que agotado y con mucha hambre, emprendió su camino hasta el estacionamiento, subió a su auto y encendió la calefacción, este sería un viaje largo y aburrido hasta su casa, después de todo, su hogar estaba muy alejado del hospital donde trabaja, quizás le tomaría una hora o dos llegar.
Cuando estaba en plena vía, notó que una mujer vestida de blanco estaba caminando a paso apresurado por la orilla de la acera. Varios autos pasaban por su lado pero ninguno le brindaba ayuda, a esas alturas ella estaba totalmente empapada y posiblemente temblando de frío, así que el médico aparcó el auto cerca de ella y la invitó a subirse, la llevaría a su casa antes de que se enfermara. La dama aceptó, pero en todo el camino se mantuvo en silencio observando la carretera.
Pasaron alrededor de 30 minutos cuando llegaron a las inmediaciones de un gran puente, fue allí cuando el médico notó lo asustada que se encontraba aquella mujer, estaba temblando demasiado y lloraba. Ella le dio la indicación sobre la dirección de su casa, ya estaban cerca así que en pocos minutos ya ella se estaba bajando del auto. Él le dio un paraguas para no se siguiera mojando, la mujer se fue e ingresó a la casa, pero no volvió a salir.
Ya el médico se estaba impacientando, así que fue hasta ese lugar y tocó la puerta, lo recibió una pareja de ancianos extrañados por su visita. Él les comentó todo lo ocurrido y ellos palidecieron. La mujer era su hija, misma que había fallecido hace 5 años en un accidente justo en el puente cercano a su casa. Ella sigue apareciendo en ese puente, la llaman la dama blanca.
Hay varias versiones de esta historia. Según testimonios, se ha visto tanto en Europa como en América. Aquí está una de las muchas historias que la presentan. Tomemos esta historia porque la cuenta un médico. Una persona que parece ser bastante realista y tiene los pies firmemente en el suelo. El testimonio data de 1977.
FIN