Una joven mujer se preparaba para irse a la cama cuando vio una luz blanca fuera de su dormitorio. Ella vivía sola en un pequeño apartamento y no era una mujer de beber ni tomar medicamentos. Abrió la puerta de su habitación para ver por qué había ese resplandor. Cuando volvió a mirar afuera, ella vio a un hombre vestido de blanco con un resplandor viniendo de él. Se le quedó mirando mientras ella miraba hacia atrás. Se metió en la cama y la ralentización del resplandor se desvaneció como si el hombre se hubiese alejado. La mujer duró mucho tiempo para poder conciliar el sueño pensando que era eso, si se trataba de un psicópata, ladrón o de una broma de alguno de sus amigos del trabajo.
A la mañana siguiente la mujer fue a trabajar. Ella y algunas otras personas esperaban a que llegara el ascensor hasta el piso siguiente. La puerta del ascensor se abrió y allí frente a ella estaba el hombre vestido de blanco que había visto la noche anterior. La mujer no podía moverse de su lugar, un miedo paralizante se había apoderado de ella. Sus ojos se quedaron pegados al hombre, que parecía como si la hubiese congelado en el lugar para que no se moviera ni entrara al elevador.
No se dio cuenta que todas las personas que esperaban junto a ella le pasaban por el lado para entrar en el ascensor. Antes de que se diera cuenta, la puerta se cerró y por un desperfecto mecánico, el ascensor cayó siete pisos matando a todos los ocupantes del mismo en un hecho que conmocionó a toda la ciudad.
Sólo un cuerpo no se contabilizó... el hombre vestido de blanco... que misteriosamente cuando los bomberos entraron al lugar nunca encontraron a tal hombre como la mujer testigo luego afirmó haber visto.