Josue era un hombre joven y con la vida resuelta; a sus 27 años era millonario y vivía solo, porque sus padres murieron y lo dejaron bien acomodado. Era arrogante y prepotente y no trabajaba; una noche de brujas iba por la calle cuando vio que con motivo de Halloween, había un mercado donde sobresalía la carpa de una mujer que decía era una bruja. Él no creía en brujas, pero decidió que era buen momento para comprobar que todo era una farsa. Cuando llegó se encontró en una carpa oscura donde unas velas alumbraban una mesa donde se encontraba una anciana que lo invitó a sentarse. A Josue le pareció una mujer repugnante y cuando ella le preguntó: ¿Qué es lo que quieres saber? Sólo le contestó: "Vengo a ver cómo te equivocas".
La bruja respiró y le supo decir quién era él, pero sin olvidar recordarle que siempre pasaba por encima de todo y todos, sin importarle nada; y sin decirle que nadie se burlaba de ella, por lo que al día siguiente viviría el día de muertos en carne propia. Josue se marchó asustado y ni siquiera le pagó a la mujer aquella de nombre Mandrágora; se resistía a creer en lo que le había dicho, pero no podía evitar sentir miedo, así que empezó a ingeniar una idea para no morir en esa noche de brujas.
El joven regresó a su casa y se juró a sí mismo que no moriría por un accidente y que probaría a la mujer estar equivocada. Ordenó a sus sirvientes que quitaran todo lo que pudiera ser peligroso en la casa; cerró el paso del gas, el agua, se quitaron lámparas y objetos de vidrio; sintió que solo estaría más seguro, así que ordenó a todos marcharse y pidió al mayordomo amarrarlo a la cama para que no pudiera pararse y sufrir algún accidente; su empleado lo hizo.
Llegada la noche y pensando en que ya había salvado su vida, pues sólo faltaba un minuto para que la noche del 31 de octubre terminara, Josue fue testigo de cómo del enchufe de la pared salían grandes chispas, ¡había olvidado cortar la luz! Desesperado pedía ayuda, pero no podía desatarse, el fuego se acercaba y él sólo lograba escuchar la risa burlona de una mujer que parecía venir desde el mismo infierno.