Capítulo 2: Exaltación

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DISCLAIMER: One piece no me pertenece.

ADVERTENCIAS: ( a lo largo del fic): lenguaje vulgar, porno explicito, OC(?), capítulos cortos, AU, un Zoro cachondo todo el tiempo, romance cursi(?) y Fluff.

Al capítulo

ˏˋ((🌿))  


Roronoa se cubrió la cara cuando salió del lugar, recordando dónde es que había apuntado la pelinegra, y sintió el sofocante calor en todo su cuerpo sudoroso como un latigazo.

— ¿Eh? Ella apuntó hacia-

Callo, cuando encontró a la lejanía el mismo hombre que Nico le había mostrado, y empezó a caminar a zancadas hacia él enarcando la ceja al verlo con una mujer colgada de su brazo.

—Ah, parece un idiota desde aquí.

Su pensamiento se confirmó al escuchar la voz tan afeminada y chillona del blondo que le daba la espalda, podía escuchar sus gritos de dicha, aclamando a la mujer que venía a su lado.

Su rostro se deformó en uno de completo desagrado, ese tipo de personas eran las que más le molestaban, no importaba su género.

— ¡Oye tú-

— ¡Zoro, ven para acá en este instante!

Enmudeció al escuchar el rugido de Nami a la distancia, mientras que en el alguien también surgía el efecto, de una manera completamente diferente.

—NAMI-SWAN~!

Roronoa freno de golpe, como si estuviera a punto de cometer una barbaridad, y el rubio que hace apenas unos segundos estaba frente suyo, yacía en el suelo con la cabeza sumergida en el pavimento. ¿Qué demonios había sucedido?

— ¡Sanji! ¿Estás bien?

Una peli-marrón, que vestía un vestido ligero de flores con una rosa en su cabello, fue la primera en auxiliar al blondo que se mordía los labios para aguantarse el quejido de dolor.

—No debiste voltear así...

Cuando Sanji escuchó la voz de Nami, giró a verla tan eufóricamente que se enredó con sus propios pies y cayó de improvisto hasta el suelo, dándole la espalda a la hermosa mujer que amaba tanto, y pegando la frente hacia la dirección de las mujer que también adoraba.

—Sí...yo solo...

Su cigarrillo se cayó al sentir la pesada mirada de alguien a sus espaldas, y se cubrió el moretón que tenía en la frente mirando hacia atrás.

— ¿Se te ofrece algo, imbécil?

Zoro trago saliva, de nuevo sintiendo algo de vértigo, y el sol opacado por las nubes dejó de iluminarle el culo que se había ofrecido para él en bandeja de plata. El rubio se cayó, con las caderas levantadas en un hermoso Ángulo justo cerca de su entrepierna, y el pantalón que dios sabe porque ese idiota se puso, le remarco el surco completo de sus nalgas apetitosamente voluminosas y redondas. Un culo, apuntando hacia su polla, de un rubio que hace unos meses atrás le había revuelto todo su mundo.

— ¿Qué? ¿Además de mudo, eres idiota?

Roronoa reaccionó, mientras que Nami llegaba a sus espaldas con la lengua por el piso. ¿Había caminado mucho? No, es que le había dado una vuelta completa al gimnasio porque Zoro se había perdido con las indicaciones de Robin.

—Zoro, esto no se-

— ¡Nami-Swan!

El peliverde frunció el ceño cuando el rubio pasó a su lado golpeando su hombro, y luego le tomo las manos a la peli naranja con un aura rosa y estúpida que le provocaba algo de pena ajena

Golden Sea (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora