Capítulo 1: Ápice

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DISCLAIMER: One piece no me pertenece.

ADVERTENCIAS: ( a lo largo del fic): lenguaje vulgar, porno explicito,  OC(?), AU, un Zoro cachondo todo el tiempo, romance cursi(?) y Fluff.

Gracias por los reviews <3 al fic.

  ˏˋ((🌿))  

El día está soleado, como siempre cuando llega el verano en esa famosa ciudad, y las personas rondan por todos los lares mirando el cielo despejado, fascinados por el mar que se ve ante el poniente.

— ¡Hey, Zoro!

Pero para alguien en particular, el inmenso mar y brillante sol, no le causa impresión, es más de lo mismo.

—Z.o.r.o~

Roronoa cada mañana - no tan temprano - sale de su casa para ir al gimnasio, el más cercano de su casa para no perderse, y el dinero que ha pagado para entrar ahí se lo debe a un trabajo de carga pesada que ha hecho todos los fines de semana antes de irse a sus clases de Kendo(1)

— ¡Zoro~!

Fue difícil para él acostumbrarse a un ambiente tan diferente como lo era un país extranjero, pues Roronoa había nacido en Japón y su carácter estaba estrictamente regido bajo aquellas normas casi retrogradas que sus padres le habían inducido desde que era un niño; honor, orgullo, respeto, tenía valores que lo regían en su camino, y no era de extrañar que bajo aquel choque de culturas, en esos 3 años que había estado viviendo ahí, haya cambiado un poco.

— ¡Zo-

— ¡¿Qué demonios quieres?! — Como por ejemplo, el respeto.

—Zoro, Zoro, afuera están vendiendo algodón de azúcar, cómprame unooo~

El peliverde suavizó su semblante cuando la mascota de Nico Robin empezó a hablarle, siempre chillaba que no era una mascota, y menos un mapache, pero a él le daba igual.(2)

—No tengo dinero.

Masculló gravemente apoyando el codo en la rodilla mientras que contaba 789 flexiones con la pesa que utilizaba, y a pese a que lo estaba ignorando, el reno no se dio por vencido y se subió a su cabeza jalándole el cabello verdes.

—Zoro, deberías descansar un poco, es malo que siempre estés entrenando, nunca paras, tu cuerpo te reñirá con el tiempo.

Y ahí estaba, el parloteo del doctor Tony, nadie le creyó a la pelinegra cuando lo admitió, pero el reno tenía muchas sorpresas bajo esa extraña y linda nariz azul.

—No tengo tiempo para escuchar tus parloteos. Si quiero ser él más fuerte, ¿no debería esforzarme todos los días?

Cuestiono llegando al 800, con gruesas gotas de sudor recorriendo su fornido y desnudo pecho opacado por una gran cicatriz de lado a lado que siempre llamaba la atención a donde fuera que fuese, aunque no sucedería muy a menudo si decidiera por lo menos, ponerse una camisa.

Tony se quedó callado, olvidando por completo su petición para el algodón de azúcar, y contempló las remarcadas venas que saltaban de sus brazos por el esfuerzo dado con algo de admiración y resignación.

—Ah, por cierto — Cuando llegó a 810 se detuvo, alzando la vista ante la voz chillona del reno— Se llevaron tus espadas.

— ¡¿Por qué no me dijiste eso al principio?!

Todos lo sabían, Zoro nunca se separaba de sus tres catanas aunque estuviera durmiendo, y eso también incluía que siempre las llevará al lugar a donde fuera.

— ¡Demonios! ¿Y sabes quién fue?

Tony se bajó de su cuerpo, mientras que el moreno se enderezaba. Media un 1.81, y su pecho marcado por unos duros pectorales, se delineaban muy bien con su abdomen tan plano y fornido; lo mejor es que no era ostentoso, era adecuado para su peso y estatura, según el reno que no dejaba de examinarlo.

—Los guardias del lugar creó.

Las personas a su alrededor se sentían intimidados por el aura tan ruda que transmitía la cara de pocos amigos que tenía el peliverde, pero además de miedo, el susodicho podía sentir las mal disimuladas miradas de deseo.

Las mujeres volteaban algo maravilladas por su cuerpo, traspasando las bermudas verdes que ocultaban su redondo culo, mientras que acariciaban con esas pupilas la línea de su columna y los hoyuelos que se formaban cuando el peliverde levantaba los brazos.

Nadie sería capaz de admitirlo, pero sí, a veces solo venían por esa belleza del color de la canela, mientras que el dueño, conocido por ser alguien idiota, no le daba tanta importancia.

— ¿Ah? Pero si siempre he venido con mis katanas ¿Por qué ahora sucede esto?

—Porque hay un nuevo dueño del lugar.

La melodiosa y tersa voz de la azabache Nico Robin resonó en todo el lugar, mientras que detrás de ella venía la insufrible Nami, una peli-naranja que honestamente a Roronoa no le caía tan bien.

—¡Ah! ¡Zoro!

Se hizo el desentendido y dio media vuelta, pero Nami lo agarró del hombro con fuerza y empezó a hablar de una manera grave y terrorífica.

— Todavía me debes esos 50 berries...¿Crees que ya se me olvido?

Suspiro, sintiéndose como un estúpido cuando se le cruzó la idea de pedirle prestado dinero a la peli-naranja solamente para pagar el mantenimiento de sus espadas.

— ¡Te los pagaré luego!

— ¡Ah no! ¡Ni creas que solo es eso! Te has demorado 5 meses, por lo que intereses suben un 70%

Tony se asustó al ver a la despiadada Nami, pero Robin se rio suavemente ladeando al cabeza

— ¡¿Qué?! ¡Estás loca!

La riña iba a pasar a mayores cuando la mirada de Nami se ensombreció, y Zoro sudaba frío, pero no iba a tragarse sus réplicas.

— No te voy a pag-

— ¿Qué está súper pasando aquí?

La exageración de la r de nada más y nada menos que Franky, llegó a sus oídos, y el hombre, una masa de vigorosos músculos, logró desviar la atención de todos mientras que algo venía rápidamente a la cabeza de Roronoa.

¡Mis espadas!

—Robin, dímelo rápido, ¿Quién es el nuevo jefe?

La muchacha miró por encima de su hombro, y sonrió señalando con su mirada el lugar

— Ah, ahí está, su nombre es-

— ¡Gracias!

Ni siquiera se tomó el tiempo de recoger sus cosas (realmente no traía nada más que una botella de agua y sus espadas) y salió rápidamente del lugar.

— ¡Ah, Demonios! Robin ¿A dónde se fue ese idiota? — Nico la volteo a ver y señalo el lugar

—Ten cuidado Nami, parece que algo interesante está a punto de ocurrir.

— ¿Hm? ¿De qué hablas?

El sol llegó hasta su cumbre más alta, y traspasó las vitrinas del gimnasio con sus hebras doradas, así como la cabellera que se paseaba a las fueras del lugar.


   ˏˋ((🌿))    

(1) Como es el cliché, Zoro practica Kendo.

(2) No hice a Chopper un humano, sentí que perdería su esencia...es un reno parlante, todo sucede aquí.


Golden Sea (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora