Capítulo 29: La ola más desastrosa

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DISCLAIMER: One piece no me pertenece.

ADVERTENCIAS: ( a lo largo del fic): lenguaje vulgar, porno explicito, OC(?), capítulos cortos, AU, un Zoro cachondo todo el tiempo, romance cursi(?), Fluff, trama LENTA.

Al capítulo.

ˏˋ((🌿))

Zoro sabe que no es bueno con las indicaciones, pero reconocería donde fuese ese vecindario tan pomposo, así que cuando el taxista se lo confirma vuelve a pegarse el teléfono a la oreja.

—Necesita que vengas a la casa del cocinero —Demanda, y aunque Usopp protesta, suspira al otro lado del teléfono — Y trae tu billetera.

—¿Por q-

—No preguntes, solo hazlo.

Cuelga y el nariz larga de la pandilla resopla, acariciando con afabilidad a la tarántula que ha trepado por su mesa de noche.

—Tranquila Kabuto, yo también le tengo miedo a ese demonio verde.

ˏˋ((🌿))

Cuando deslumbra una casa con jardín (todas tiene pero esa es realmente especial) le pide al conductor que se detenga y abre la puerta.

—Lo siento señor, pero no puedo bajarse hasta que haya pagado la carrera.

Roronoa chasquea la lengua mirando por el retrovisor al susodicho, y enarca una ceja al notar su cabello rosado, no es exactamente el indicado para decir algo al respecto pero ya de por si las cosas en su mundo son extrañas.

—Esta b-

Un estruendo dentro de la casa interrumpe su frase, y cuando el taxista baja la mirada para detallar su celular, Zoro maldice y patea la puerta, haciendo temblar el auto.

— ¡S-S-Señor!

—Déjame salir maldita sea.

—P-P-Per-

Zoro observa con espanto como algo sale volando de la ventana de Sanji, y aprieta la mandíbula pisando la puerta exasperado.

— ¡ÁBRELA YA!

El peli-rosado lloriquea quitándole el seguro, y el peliverde sale del auto como una bala estampando con fuerza la puerta del auto.

— ¿Pero qué demon-

Gracias a la ausencia de tráfico y la rapidez con la que pedalea (Forjada luego de conocer a Luffy, el chico problema) Usopp llego al lugar destinado lo más rápido posible. Aunque no fue la mejor bienvenida tener que ver la situación que parecía deducir ahora.

—Espera un momento...

Observoa al conductor a punto de tener un ataque de pánico, y luego detalla la figura de Roronoa que se acerca lentamente a la puerta de la casa de Sanji

— ¡Zoro! ¡¿Sólo me llamaste para que pagase tu carrera?!

La respuesta no llega, es muy obvia.

—Mierda, se lo cobrare el doble — Saca un par de billetes y se los extiende al conductor

—É-É-Él c-casi de-destruye-

—Sí sí, ya todos estamos acostumbrados.

Le palmea el hombro, le tira los billetes, y cuando está a punto de tomar su bici el rabioso peliverde empuja la puerta, a lo que Usopp se golpea la frente.

— ¡Zoro! ¡No empujes, solo ha-

Roronoa tumba el portón de una patada, y Usopp retrocede asustado

Golden Sea (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora