Capítulo 14: Intrusa

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DISCLAIMER: One piece no me pertenece.

ADVERTENCIAS: ( a lo largo del fic): lenguaje vulgar, porno explicito, OC(?), capítulos cortos, AU, un Zoro cachondo todo el tiempo, romance cursi(?), Fluff, trama LENTA.

Al capítulo

ˏˋ((🌿))    

Había que admitirlo, la declaración de la castaña lo alivio tanto que ahora tenía el valor de pisar el gimnasio sin tener que apretar los puños cada que esa escena regresaba a su mente. Cuando entró su mirada en alto captó la cabellera rubia que revoloteaba alrededor de dos par de muchachas que si recordaba bien, eran las camaradas de Franky: Kiwi y Mozu

—Te lo pedimos hermano, ¿Sabes dónde está nuestro hermano mayor?

Sanji babeo ruborizado por la poca ropa de las dos pelinegras, y aun así señalo el piso de arriba delatando el paradero del peliazul

—Gracias hermano~

—Sí, gracias~

Se despidió suavemente suspirando corazones, y no fue hasta que escuchó unos fuertes pasos que volteo hacia sus espaldas.

—Pero mira quien está aquí

Zoro se sorprendió, en verdad no pensaba que Sanji lo tuviera en cuenta luego de tanto tiempo, pero aun así estaba boquiabierto al verlo acercarse con su siempre cigarrillo en la boca

— ¿Te cansaste de ser una cabeza de musculo? De seguro solo fuiste a aplicarte un poco de fertilizante.

El tintineo de su risa lo hizo molestarse, y las venas se le marcaron cuando sintió unas fuertes palmadas en su espalda que más bien parecían bruscos golpes.

—Já, admítelo, de seguro me extrañaste.

No recordaba que tuviera una relación tan cercana, pero podía rememorar con intensidad sus constantes peleas.

—Ya quisieras idiota.

Lo miro de pies a cabeza, su postura encorvada con las manos metidas en sus bolsillos, y tragó saliva sintiendo lo que hace tiempo parecía olvidado. Ese pellizco que erizaba su piel era tan entrañable que la mirada se le pegada en los pantalones negros apretados a la lozana piel del blondo.

Se quedaron en silencio un buen rato, Sanji esperando por lo menos una respuesta, pero Roronoa realmente se había olvidado de la conversación de hace un rato cuando el perfil marfileño del rubio captó su mirada, la curva de sus párpados y lo cinceladas de sus mejillas lo estaba obligando a quedarse como un estúpido observador de su belleza.

—Que bueno que no estuve aquí para ver cómo las mujeres te rechazaban.

Salió de su trance al sentir la mirada azul encima suyo, aunque la verdadero razón fue la gran incomodidad que empezaba a surgir entre sus pantalones (entre otras cosas como el palpitar frenético de su corazón)

—Te equivocas, todas mis damas me aman incondicionalmente.

— ¿Estás seguro de eso?

Zoro señalo detrás de él un grupo de muchachitas que no estaban familiarizadas con la enfermiza obsesión de Sanji por las mujeres, y que al ver al blondo cerca salieron despavoridas chillando auxilio.

—Maldito...

La sonrisa triunfante que reinaba en sus labios lo hizo sentirse bien, no había recaído en lo mucho que extrañaba pelear con él y lo cercanos que se volvían cada que pasaba eso.

Golden Sea (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora