35. Culpa y orgullo

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Suga siguió a Jimin de vuelta al McDonald's, el rubio se sentó mirando la televisión que había en una esquina.

- Ambos sospechosos se encuentran ahora internados en el hospital estatal... -en cuanto Jimin oyó esas palabras, se levantó.

- Qué haces?

- Nos vamos a visitar a nuestros amigos al hospital estatal. -dijo Jimin mientras detenía un taxi.

- Qué?

- Suga, esa arpía me arruinó, también a Hoseok, se merece una venganza.- dijo abriendo la puerta del taxi.

- Dijiste que ojalá muriera pero no creí que planearas matarla. -se limitó a decir Yoongi, sin subir. Jimin se preparó para una discusión.

Pero estaba harto, tomó al incendiado del brazo y lo metió al taxi con él.

- Al hospital estatal, por favor.

- Sin tardanza. -asintió el conductor.

- Jimin, vas a matarla?

- No sería la primera vez que lo intentara. -se quejó.

El viaje fue silencioso, vió al pelinegro intentar decir algo varias veces, mas de sus labios no salió palabra. Jimin se acomodó el cuello de su polera y bajó pagando al taxista.

- Jimin, Jimin espera... -Suga lo detuvo tirando de su manga.

Parecía un niño pequeño, con su labio inferior levemente elevado en un dejo de puchero, y las cejas fruncidas, Jimin se volteó hacia él y lo tomó de las mejillas.

- Solo será un momento, bebé, espera aquí afuera si quieres.

- Escúchame, nadie es bueno Jimin, ni siquiera un ángel.- soltó.- Eso no nos hace a todos malos, si?

- Pero ella...

- Si fuera justo, qué te mereces tú por haber matado a esa niña, huh? Qué me merezco yo por haber matado a mi padre? -soltó.

- Pero no fue tu culpa Suga, tu padre era un abusador.- soltó.

- Pero no debí matarlo, y me arrepiento cada día de eso. -soltó él.- No cargues con la culpa de haber matado a Imogen.

- No cargaré con la culpa, cargaré con el orgullo. -soltó secamente. Yoongi negó.

- Solo vayámonos, vámonos al hotel.- rogó.

- Y luego qué? Huh?

- No lo sé... Consigamos un lugar alejado, por favor! -Suga miró a todos lados, parecía estar al borde de un ataque de pánico.

- Yoongi, cálmate. -Jimin lo abrazó.- Sólo serán diez minutos, lo prometo, diez minutos y nos iremos lo mas lejos posible, y jamás volveremos.

El corazón del rubio se partió al sentir un temblor sobre las manos de Suga, mas el pelinegro asintió.

- Diez minutos, o me largo.

Jimin se metió al hospital mirando su reloj, no quería perder a Yoongi. Corrió por los pasillos hasta la parte de Terapia Intensiva, atravesó las puertas con paso firme.

Fue fácil, primero encontró a Jungkook, el chico estaba mal. Simplemente no tenía estómago para ver así a su amigo, unos tubos de oxígeno se conectaban a su nariz, y llevaba vendajes en la cabeza, su pecho estaba vendado y con manchas carmesí encima. A sus brazos se conectaban varias intravenosas, parecía que tuviera raíces de plástico saliendole de las venas.

- Lo siento, Kook. -murmuró acercándose a él. Vió a su lado la planilla de informe.

Se acercó a esta, ahí estaban sus datos personales. Decidió entonces hacer algo por su amigo, y se guardó la planilla en el abrigo. Puso en su lugar la que estaba en el siguiente cuarto, y siguió su camino.

Ímogen parecía una muleca de porcelana, su cabello había sido cortado al ras y llevaba gran parte del cráneo vendado. Jimin leyó el informe médico.

Fractura perifrontal. El rubio asumió que se refería a su cabeza.

- Así que aquí estamos. -murmuró, miró de nuevo el expediente, en busca de sus datos personales. Nada.

Se encogió de hombros, no era relevante, dentro de unos minutos estaría muerta. Volvió a mirar a la chica.

Sus brazos estaban uno sobre el otro como si la fueran a enterrar, y sus párpados estaban surcados de venas verdosas, como si dentro de ese cascarón de parsimonia estuviera luchando por despertar.

Jimin sacó su pistola y le quitó el seguro, sólo un disparo, eso era necesario.

- Cargaré con el orgullo. -se dijo a si mismo.

Luego recordó a la niña. Cuantas veces habría llorado, llamando a su hermana? Jimin miró sus manos, un ligero temblor bastó para asustarlo.

No, el no era Yoongi, él no temblaba.

Mas ahí estaba, ese pequeño y frenético espamo de la verdad, el indicador de que estaba errando. Jimin bajó el arma con rabia.

- Te salvaste de esta, Confirmación.- se quejó acercándose.

Luego tuvo una idea, miró a la mesa de luz a su lado, donde una lapicera reposaba. Del otro lado del pasillo, divisó la habitación de Jungkook.

Eran las 1:50 cuando salió corriendo del hospital, exactamente nueve minutos habían pasado, Yoongi estaba sentado contra la pared hecho un bollo, temblando.

- Oye, volví. -Suga alzó la vista, el rubio lo ayudó a levantarse en silencio.

- Vayámonos.

- Como tú quieras, pero primero necesitas algo.

Yoongi lo siguió en silencio hasta un mercado, Jimin compró una pequeña cajita metálica y se la ofreció. El pelinegro se miró las manos, que tenían su característico temblor, suspiró, como si hubiera esperado que desapareciera.

- Dejaste a Marylin cuando incendiaste el hotel. -se limitó a decir Jimin ofreciéndole el encendedor nuevo.- Por eso temblabas.

Tenía la sensación de que un nuevo encendedor no iba a detener su temblor, pero para el rubio, valía la pena intentarlo.

Yoongi tomó el encendedor, mas no el temblor en sus manos no lo abandonó. Ambos soltaorn aire decepcionados.

- Creo que no necesito esto.- murmuró, aunque se lo guardó de todas formas. Jimin frunció el seño.- Dijiste que ibas a curarme, me lo prometiste.

- Yo...

- Está bien, de todas maneras nadie cumple esas promesas.- se encogió de hombros.- Solo quédate conmigo, al menos tú no me tienes pena.

Jimin iba a responderle, pero no tenía palabras para objetar, no sabía que responder así que tomó su mano y entrelazó sus dedos.

- No te preocupes, eso si voy a hacerlo.

Siguieron caminando calle abajo hasta llegar a un hotel, pagaron una habitación por un día, y al amanecer, estaban tan lejos de la ciudad que era casi imposible creer que llegaran tan lejos en una camioneta robada.

The [Fuck Off] PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora