ONCE;

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–¿Estás llorando? –Hoseok se separó del rostro de Thalía al sentir húmedas sus mejillas. La morena pasó el dorso de sus manos por su cara. ¿En qué momento había comenzado a llorar? –¿Te encuentras bien? –Preguntó preocupado.

–No.–Contestó ella negando mientras seguía llorando. Se sentía bastante patética, su día se había resumido en llorar, llorar y llorar. –Es que...

–¿Qué? ¿Qué ocurre? –Hoseok la guio con una mano en su espalda hasta un par de asientos cercanos en los que ambos se sentaron.

–Mi... Mi alma gemela...–Hoseok tragó nervioso. –Tenía que sentirme así con ella, tenía que besarla a ella, tengo que estar con ella, yo...–El castaño pasó un brazo por los hombros de Thalía; sabía que aquel beso no iba a traer nada bueno, que las marcas de almas gemelas nunca traían nada bueno.

–Thalía, –Habló con dureza. –Olvídate de todo eso, ¿vale? Es una gilipollez, no es verdad. –Thalía lo miró dolida y enfadada. –Nada bueno sale de la mierda de las marcas. Olvídate y empieza a vivir.

–¡Qué coño sabes! –Se levantó quitando furiosa la mano de Hoseok de sus hombros. –¿Cómo mierda estás tan seguro de todas las porquerías que dices? –Lo miró de pie. La actitud de Hoseok ante la vida la molestaba muchísimo. No podía ni siquiera pensar en cómo había llegado a sentirse hace tan solo unos minutos mientras lo besaba.

–¿Qué mierda te pasa ahora?

–¡Tú me pasas! –Gritó. Algunas personas se giraron al escucharla chillar. –¿Es que no te das cuenta? ¡Has de ser la única persona en la faz de la tierra que niega la conexión de las marcas! –Se pasó la mano por el pelo con rabia. –¿Es que no ves que le vas a hacer daño a tu alma gemela? ¡Empatiza un poco, joder!

–¡Relájate! –Dijo Hoseok de vuelta.

–¡Vas a conseguir que una persona que tiene la oportunidad de ser feliz contigo vaya a sentirse como una mierda! –No podía evitar soltar un par de lágrimas. –¡No le deseo a nadie con oportunidad que se sienta como yo!

–¡Es que eres tú! ¡Eres...– Tomo un poco de aire! –¡Eres tú la que no te das cuenta de que todo es una sarta de mentiras!

–¡No! ¡No lo es! ¡La gente está destinada a quererse! ¿Por qué te empeñas en negar lo evidente? ¿Es que acaso nunca has querido pasar tiempo con la persona que tienes tatuada en la piel?

–¡Ahora mismo te aseguro que la persona que tengo escrita en el puto brazo me desquicia!

–¡Eres un maldito egoísta! ¡Piensa en ella, desgraciado! –Empujó el pecho de Hoseok haciendo que se hundiese más en su asiento. –¡Si estuvieras en una situación de mierda como la mía lo entenderías!

–¡Pues da la puta casualidad de que también tengo una marca de plena conexión! –Hoseok se levantó y caminó para perderse entre la gente, pero Thalía lo detuvo agarrando su camiseta. El castaño se arrepintió al instante de lo que había dicho. Ahora tan solo haría que Thalía estuviese más confundida.

–Enséñamela. –Hoseok, nervioso, trató de zafarse de su agarre. –Enséñamela, mentiroso de mierda. –De un gesto brusco, se liberó y continuó caminando. Buscaría a Yoongi y le pediría pasar la noche con él. Thalía lo siguió y le volteó tomándole del hombro. –Tu viste la mía sin mi consentimiento. Ahora deja que vea tu marca.

–¡Déjame!

–¡No! ¡Enséñame la puta marca!

–¡Thalía, suéltame! –Espetó cansado. Thalía liberó su hombro de mala gana dispuesta a marcharse de aquel lugar.

–Haz tu puta parte del trabajo y envíamelo antes del 20 de abril para que pueda juntarlo todo. –Sentenció. –Ah, y si no te ha quedado claro, no me vuelvas a dirigir la palabra en tu vida. –Se dio media vuelta y abandonó el local para volver a casa.

El frio de la calle le golpeó de repente; a pesar de llevar un jersey que abrigaba bastante, se sintió helada nada más salir. Le faltaba algo y no podía comprender qué era. Sus mejillas estaban ahora gélidas por los restos de lágrimas de la noche.

Al llegar a casa se encerró en su dormitorio y se acurrucó bajo las sábanas ignorando los restos de pizza y cerveza de su cena con Hoseok. Le dolía la cabeza y estaba cansada de tanto llorar.

–¿Dónde estás, joder? –Susurró acariciando su marca. –Tengo que encontrarte. Necesito encontrarte. –Murmuró. –Te necesito. –Lloró repasando la tinta negra de su brazo. Thalía sentía que ella no era la única desdichada aquella noche, sentía que su otra mitad también lo estaba pasando mal, muy mal, tan mal como ella.

Hoseok, al mismo tiempo, lloraba en el hombro de Yoongi entre la oscuridad de un callejón. ¿Por qué? ¿Por qué todo era tan difícil? ¿Por qué les había tocado vivir así a ellos?

Quería estar con Thalía. Quería que Thalía pudiese ser feliz. Él también quería ser feliz. Pero ¿valdría la pena tirar por la borda todo lo que pensaba? ¿ganaría si arriesgaba todo por un mero tatuaje que no había decidido tener?

Yoongi pasó sus brazos por la espalda de su amigo. –Está bien Hoseok, vais a estar bien.

–No, joder no.

–Hobi. –El castaño miró a su amigo. –Haz una locura.

–¿Qué dices? ¿Qué locura? –Preguntó.

–Arriésgate. Verás como todo resulta bien. Dile que eres tú, no os merecéis esto ninguno.

–No... No puedo. –Negó el chico.

–Confía en mí, por favor. Estáis hechos el uno para el otro. Thalía es tu maldita alma gemela.

–¡No! ¡Todo va a salir mal!

–J–Hope, no puedes perder la esperanza, no puedes pensar en negativo, tío, no tú. –Yoongi estrujó a su amigo en un cálido abrazo cansado de oírlo sollozar.

–No me llames J–Hope, –Murmuró. Hoseok dirigió la vista a su brazo. Y supo que Thalía no se sentía bien por su culpa. –ya no.

Jung Hoseok ›› j.hsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora