TRES;

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Se sentó en el banco soltando un suspiro con el vaso de café y sus fotocopias recién hechas en las manos, Alice imitó a Thalía sentándose sobre una pierna para quedar en frente de la morena.

–¿Has leído el programa?–Preguntó Thalía.–En insufrible.–Agitó el fajo de fotocopias que traía. Veinte hojas impresas en las que se recogían las indicaciones y los requisitos necesarios que tenía que tener su trabajo de historia de marcas del destino.

–Sí, lo leí anoche antes de ir a dormir.–Confesó la pequeña. Thalía la miró sorprendida, aunque no sabía por qué, claramente Alice era una chica responsable y estudiosa, no como ella que tenía un arte para procrastinar.

–¿Entero? ¡Qué horror! –Dio un sorbo de su café. –Yo he leído las cinco primeras páginas y ya quiero matarme, ¿por qué nos pide tantas cosas? ¡es solo el primer trimestre!

–A mí me parece interesante. –Alice se encogió de hombros dándole un mordisco a la manzana que se estaba comiendo. –Sobre todo el escribir sobre nuestras marcas, lo que nos transmiten y como nos sentimos respecto a ellas. ¡Tengo muchas ganas de hacer esa parte! –Thalía apartó la mirada.

–Sí... yo también. –Mintió la morena.

–¿En serio? No te ves muy entusiasmada...–Alice la miró con preocupación. Se le había olvidado que era un libro abierto.

–Bueno...–Dudo si contarle sus preocupaciones y angustias sería lo adecuado. Conocía a Alice desde hacía tan solo unos días, pero era realmente maja y agradable, además de la única amiga que había conseguido hacer en todo el campus. –Es que no me gusta hablar de mi marca mucho. –Dio otro sorbo de su café latte.

–Oh, no lo sabía...–Alice se rascó el brazo con nerviosismo. –Si te sucede algo, supongo que tal vez hablándolo con el profesor puedas solucionarlo, tal vez te pase por alto esa parte. –A Thalía le sorprendió el calor con el que Alice recibió sus palabras, al contrario que cierta persona, no fue curiosa y no indagó en el tema. Ahora confiaba más en ella.

–No creo que me deje, desde el día que me echó de clase por culpa del idiota ese, puedo ver cómo me tiene algo de manía...–Suspiró con pesadez. –La verdad es que no me importa escribir sobre mi marca, es solo que... no me siento nada contenta con ella y no sé...–Dejó las fotocopias sobre su regazo y jugueteó con las uñas. –Ojalá fuese distinta, ¿sabes?

–¿Puedo preguntar cómo es o qué sucede con ella? – ahí estaba. Aunque a Thalía no le importó. Había sido tremendamente más respetuosa que el resto, y no le sentó nada mal que Alice le preguntara al respecto, estaba dispuesta a confiar en ella, pues, entendía cómo funcionaba la curiosidad humana. Thalía asintió y dejó el vaso de café a un lado, evitando que se derramara sobre ella de nuevo, para remangar su camisa.

–Es enorme y son unos símbolos raros. –Ambas centraron la vista en la figura que adornaba el brazo.

–Vaya, nunca había visto ninguna tan grande. –Soltó sorprendida Alice. –¿Sabes lo que pone? –Preguntó.

–¿Cómo voy a saberlo? ¡Solo son un puñado de símbolos raros! –Pasó los dedos por su marca y suspiró. Se sentía raro tocarla. Thalía sabía perfectamente que las marcas, aunque las personas no se conociesen, podían trasmitir sentimientos y emociones. Thalía siempre había sentido algo extraño e indescriptible, pero se sorprendió al tocarla en ese momento y apartó la mano de golpe. El sentimiento se había intensificado más de lo normal y no encontraba ninguna explicación para ello.

–¿Te encuentras bien? –Preguntó Alice.

–Sí, bueno, es que...–Volvió a pasar los dedos por su piel con suavidad. –Estoy sintiéndolo demasiado. –Confesó.

Jung Hoseok ›› j.hsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora