HP| Los hijos de Voldemort

1| Amaneceres oscuros

Seis años después

La mañana caía en la casa oscura, pequeños rayos de sol se colaban por un rendija de la cortina negra. Una mujer de cabello negro caminaba al interior del cuarto resonando sus tacones una y otra vez, esta observo a los pequeños niños que dormían con tranquilidad en la cama, luego hizo una mueca  de desagrado y nego de un lado a otro.

Camino hacia el extremo de la habitación y abrió la cortina negra dejando entrar un poco de luz en la habitación, solo un poco, pues nadie en el mundo mágico sabia la existencia de esos niños.

-¡Levántense, ahora!-grito la pelinegra jalandoles los pies para pararlos.

-¡Mama, no!- grito la niña tomando un extremo de la cama.

-¡Si no se levantan ahora, ya saben que les voy a traer!- amenazo la pelinegra.

Ambos niños pelinegros se observaron de reojo pero ninguno de los dos dio el primer paso para levantarse, al contrario se escondieron bajo la sabana negra. La pelinegra entrecerro los ojos intentando tener paciencia, muchas veces se le había ido y había golpeado a sus hijos hasta sangrar, pero era algo que a ella no le importaba, ella no quería esos niños, tanto ella como su esposo los tuvieron por un motivo:  Ser las personas que algún día derroten al niño que vivió.

Está sonrió y camino fuera del cuarto, la niña alzo la vista y sonrió para sus adentro al no ver a su madre. Los tacones resonaron cerca del cuarto de nuevo y la niña se cubrió la cabeza. La mujer no hablo y con una sonrisa malvada soltó algo en la cama que comenzó a moverse de un lado a otro, esta se metió debajo de la sabanas y se enredo en el pie del niño que de inmediato soltó un grito.

-¡Mama, quitamela, quitamela!- gritaba desesperado observando su pie enredado por las serpiente- ¡Mama, por favor!

Bellatrix entrecerró los ojos, la niña por su parte se levanto de la cama de un salto sin dejar de ver a su mellizo llorar mientras veia a la serpiente.

-Naggini- hablo la pelinegra atrayendo la atencion de la serpiente- Ya sabes que hacer.

La serpiente encago sus dientes puntiagudos en la pierna del niño, este de inmediato pego un grito y varias lagrimas resbalaron por su sonrosada mejilla. La pequeña pelinegra observaba la escena con temor, todas las mañanas eran lo mismo pero jamas creyo que su madre le hiciera eso a su hermano.

Camino de espaldas hacia la puerta y descalza para no hacer ruido.

-La proxima vez que  me desobedezcan, les ira peor- hablo la madre tomando entre su mano la pequeña cara del niño encanjandole las uñas para obligarlo a verla- ¿Entendiste?

El niño asintio sin dejar de llorar, la serpiente se deshenredo de su pie y salio de la habitacion no sin antes mirar a la niña y mostrarle los colmillos. Como respuesta la niña le saco la lengua.

El niño pelinegro lloraba sin parar observando su pierna llena de sangre y morada debido a como la serpiente lo habia apretado.

-Ya callate, ya pasó y si no quieres que vuelva a pasar no vuelvas a desobedecerme- le grito su madre.

-Si mami- contesto el niño observandola.

-Mami, mami- repitio la madre con burla y asco- Palabra mas asquerosa, jamas le hubiera hecho caso a tu padre, maldita la hora que llegaron a mi vida.

Ambos niños observaban el piso con lagrimas en los ojos, todos los dias eran los mismo desde que tenian uso de razon, nunca habia una caricia o un gesto de parte de sus padres.

-Delphini- le grito su madre sobresaltandola-Vistete que vamos a comer.

La niña asintio y vio a su hermano.

-¿Y Victor?- pregunto.

Su madre observo a la niña que miraba al piso con miedo.

-Tu querido hermano hoy comera serpiente, por desobediente-contesto con una sonrisa.

El niño pelinegro miro a su madre con tristeza.

-Pero...

-Nada-interrumpio-Ahora cambiense, los quiero rapido abajo y si tardan volvere con la serpiente y no les va a gustar-amenazo antes de salir por la puerta y cerrandola de golpe.

Ambos niños se quedaron callados, solamente pequeños gemidos de tristeza se escuchaban por parte del niño, este observaba su pierna y tocaba con cuidado la parte donde la serpiente le habia mordido. Su hermana por su parte corrio a cambiarse pues no queria volver a enfrentar la ira de su madre.