Parte 21

1.4K 59 1
                                    

Sus manos me tomaron fuertemente del brazo haciendo que soltará los labios de Renzo.

-Basta Lara! Nos vamos.
¿Era una orden?.
Lo mire pero corrí la mirada hacia Maite que tenia los ojos como dos platos.

-¿Profesor?. La cara de Renzo fue absolutamente de sorpresa.

-Nos vamos. Seguía repitiendo.

-Sueltame, Déjame en paz. Mientras forcejeo para liberarme con mi otra mano Maite se acercaba a nosotros.

-¿Lara ,profesor? ¿Qué sucede?.

-Que la suelte Stanley!

Renzo se interpuso entre Nicholas y yo haciendo que me soltará del brazo. Entonces Nicholas lo tomó del cuello de la camisa.
Las personas comenzaron a darse vuelta y eso se estaba convirtiendo en un terrible  espectáculo.

-Basta Nicholas, ¡que lo sueltes! Debía parar esta locura. Maite tomó del brazo a Nicholas para que lo dejara en paz.

-Espera Maite...Regresare con el.

-pero...

-Luego te explicaré todo.

Nicholas me tomo de la mano y me sacó de aquel lugar.

-¿Estas loco? ¿Acaso no te das cuenta lo que haces?

-¿Cómo te puedes comportar de esta manera? Su voz era fuerte.

-¿Esto es acaso un planteó?.

-Tómalo como prefieras, pero te estas comportando como una... Estábamos levantando demasiado la voz.

-por qué no terminas la frase.  como una inmadura ¿verdad?
Ya no quiero escuchar más.

Nicholas pasaba su mano por la cabeza como acto de frustración.
Me di la vuelta y vi al guardaespaldas que se acercaba a nosotros pero le hice seña de que se detuviera. Solo nos observaba.

-Lara, sube. No le hice caso seguí caminando.

- Qué subas al auto por favor maldita sea!

Le dio un golpe a su auto y me quede inmóvil. Jamás pensé que reaccionaría así. 

Sentí que estaba detrás de mí y tomándome del hombro en un tono de voz serena y sexy me hablo.
-Lara debemos hablar. Luego de que me escuches si quieres puedes irte.
Mi cuerpo comenzó a temblar al oír su voz tan cerca, justo detrás de mí. Luego volteé, vi sus ojos, que bellos eran suplicaban una oportunidad.
Regrese y subí a su auto.
Era una locura lo que hacía.
Estaba de brazos cruzados mientras el conducía.

-Dónde vamos?

-iremos a mi casa.

-Para el auto. Le ordeno.

-qué sucede?

-¡Qué pares el auto!

Estacionó unos metros después, a orillas del camino y baje del auto.
  Unas nubes se formaban en el cielo y pequeñas gotas comenzaban a caer sobre mi.

-Sólo dime. ¿Eres casado verdad?

-Lo soy. Pero es difícil de explicar mi situación con ella.

-¿La amas?

-No.

-¿Por qué sigues con ella?

-Por mi hija.

-Es verdad que tienes una hija.

-A si es.

-Y también una esposa a quien respetar.

-¿De qué tienes miedo? Te he dicho lo importante que eres para mi Lara.
El se acercaba cada vez más hacia mi.

-Lo se, pero no quisiera jamás tener que compartirte.
Por que yo... yo te amo Nicholas.

La lluvia comenzaba a crecer, Nicholas tomó mi rostro entre sus manos y acercándose suavemente me besó.

-Yo te amo a ti Lara.

-Basta, por favor.
Lo alejo pero el tiene sus brazos alrededor de mi cintura.

-Te amo, y no te puedo sacar de mi mente. He intentado olvidarte para no lastimarte pero no lo logró. Verte con otro me enloqueció, me llenó de ira.

-Yo tampoco pude resistir al ver como ella te acariciaba.

- Son tus caricias Lara las únicas para mi. Eres mía y yo soy tuyo.
Debo contarte lo que sucede, vamos.

Estábamos debajo de la tormenta subimos rápidamente al auto y Nicholas condujo hasta su casa.

Ese tipo mayor que yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora