IV

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|H E  K E P T  H I S  P R O M I S E|


Marie Ross:

Y lo hizo.

Joseph llegó justo a tiempo para la fiesta aunque algo cansado como solía.

Disfrutó del pequeño evento como si tuviera energía y tuvo su momento de padre e hija con nuestra pequeña Megan.

Y cuando él gran día acabó, finalmente fuimos a casa a descansar.

Los días pasaron y de nuevo Joseph tuvo que irse. Pero esta vez a Francia.

De nuevo pude sentir algo de soledad cada que dormía en la cama y cuando menos lo esperé

Ya estaba devuelta.

Me encontraba dándole un baño a Megan, después de que la dejará con mi mejor amiga durante la mañana.

Ya que no podía dejar de trabajar cuando Joseph se iba.

Y así era mi rutina mientras él no estaba.

Reí, cuando mi pequeña salpico agua sin querer y me mojará un poco.

— ¡Hey! — exclamé, jugando un poco con el agua también.

— ¡No, mami! — exclamó, corriendo el rostro de un lado.

— Ya, ya. No lo hagas de nuevo — pedí, enjabonando su cuerpo con delicadeza.

Cuando escuché como abrían la puerta principal de la casa.

Sabía de quien se trataba y con una pequeña sonrisa, espere a que dijera algo o me buscará.

— ¡Ya llegué! — vociferó, desde la planta de abajo.

Megan giró hacía la puerta alegre.

— ¡Papi! — exclamó.

Escuché los pasos de mi hombre cerca y cuando pude verlo en la puerta del baño, sonreí.

— Hola, cariño. ¿Cómo te fue en el viaje? — pregunté, hechandole agua a Megan para quitar el shampoo.

— Bien, ya sabes como es esto — contestó, acercándose a mi lado para plantar un pequeño beso en mi cabeza.

Suspiré.— Lo entiendo — solté, dejando que Megan se hechar a agua por si sola.— ¿Tienes hambre? — pregunté, secando un poco mis manos en mi pantoles.

Mi esposo asintió.— Como ni te imaginas — contestó, en un puchero.

Reí a lo bajo.— Bien, iré a preparar algo — asentí.— ¿Puedes terminar de bañarla? Sólo le falta una enjabonada — pedí, lavando mi manos.

Joseph asintió, mientras arremangaba su playera de los brazos.

— Tranquila, yo terminó su baño — aseguró, acercándose a nuestra pequeña.

Sonreí.— Perfecto — murmuré, saliendo del baño hacía la cocina.

Joseph Ross:

— Muy bien, cariño — murmuré, tomando el jabón.

Mi pequeña niña, me miraba con una sonrisa.

— Tom y yo, jugamos mucho hoy — comentó, alegre.

Sonreí al escuchar su voz.— ¿Así? — inquirí, enjabonando su pequeño cuerpo.

— Si, la tía Nikki nos dejó salir al patio y también nos dio caramelos como postre — añadió, con una sonrisa.

Reí tiernamente.— ¿Te portaste bien mientras no estaba? — pregunté, abriendo el agua.

YOU AND ME | TOM HOLLAND [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora