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|K I S S|

Tom Holland:

Mi mente aún reproducía el momento y con ello cientos de dudas me invadieron.

¿Era eso de lo que hablaba Elle?

Me negaba a aceptarlo.

Pero, ¿por qué ninguno de los dos se detuvo?

Tomé las sodas del refrigerador y me fui junto a Megan.

Parecía querer evitar a toda costa mi mirada.

Me senté a su lado sin decir nada.

Titubeó.— Pedí la mitad con pepperoni y la otra mitad con queso — soltó, rompiendo la tensión.

— Pido las de queso — solté, tomando una.

Megan, me miró mal y suspiró.— Bien — murmuró, tomando otra pero de pepperoni.

Comimos en silencio, mientras veíamos la televisión, pues habíamos puesto una serie.
Que a decir verdad no entendía de que trataba o tal vez por que no le había puesto la suficiente atención para entenderlo.

Solo eramos nosotros dos ahí.
Sin decir nada y guardando un tema–posiblemente–importante del que hablar.

Pero tal vez no eramos lo suficientemente valientes para hacerlo.

Megan Ross:

No hablábamos.

Sólo mirabamos la televisión para evitarlo.

Di mi último bocado con cautela y salí de ahí, fingiendo ir hacía el baño.

— ¿A dónde vas? — preguntó, con el ceño fruncido.

Gire a verlo cortamente.— Al baño — mentí.

Asintió y volvió su mirada a la televisión como si nada.

Subí tranquilamente por las escaleras y me dirigí a mi habitación, cerrando la puerta en un suspiró.

Cerré los ojos y negué.

Sabía que no debía pasar algo como eso. Nos criamos juntos, hicimos todo juntos. Pero nunca creí que algo así llegará a pasar.

Escuche pasos en las escaleras y sin pensarlo me fui al baño de mi habitación. Cerré la puerta y espere a que entrará. Haber tardado lo pudo haber preocupado.

— ¿Megan? — llamó, tocando la puerta del baño.

Abrí el grifo.— ¿Si? — respondí, para después cerrarla de nuevo.

— ¿Está todo bien? — preguntó, con preocupación.

Asentí.— Si, si, salgo en un momento — respondí, en un suspiró.

No escuché respuesta de su parte y tranquilamente abrí la puerta. Esperaba no verlo en mi habitación. Pero tenerlo de un lado viendo por la ventana me hizo entrar en pánico.

— Maldición, Thomas — balbuceé, al verlo.

Giro a verme con una pequeña sonrisa divertida.

— Ese lenguaje — reprendió, en una pequeña risa.

Sabía que le disgustada que una chica hablará mal.

Rodé los ojos.— Cómo sea, ¿podemos volver abajo? — inquirí, caminando hacía la puerta de mi habitación.

Su mano tomó mi antebrazo con delicadeza antes de dar otro paso. Haciendome estremecer con su toque.

— Hay algo que debemos hablar, Megan… — murmuró, a lo bajo con firmeza.

No le mire. Sabía de que trataba.

— Sólo… no debió suceder — solté, apartandome gentilmente.

No escuché respuesta de él.

— Fue un accidente, ¿de acuerdo? — añadí, cabizbaja.— Tomemos eso como un accidente.

Le mire finalmente y pude ver un rastro de tristeza surcar de sus ojos.

Asintió.— Bien — afirmó, mirándome de nuevo.

Asentí devuelta y retome mi camino a la salida.

Me hubiera gustado que algo así pasará.
En cambio la situación real era está.

Ambos en medio de mi habitación.

Él de un lado de la ventana y yo en plena salida del lugar, con tan sólo un par de pasos apartados.

Le miraba expectante.

Y él, me miraba serio. Casi molesto.

— ¿Por qué no reaccionaste antes? — inquirió.

Mierda.

— Pudiste alejarte, Megan. ¿Por qué no lo hiciste? — añadió, acercándose un poco más.

Fruncí el ceño, negando.— No-No lo sé… — respondí, torpemente.

Eso no pareció convencerlo.
En cambio, dio otro paso más con lentitud.

— Elle tenía razón… — soltó, después de unos minutos en silencio.

Le mire confundida.

¿Ahora de que hablaba?

Soló era cuestión de tiempo para verlo… — murmuró, dando otro paso.

— ¿Ver qué, Thomas?

Sonrió de medio lado y se acercó un poco más.

¿Por qué no estoy retrocediendo?

Su mano me tomó del mentón con delicadeza y una sonrisa completa se dibujo en su rostro, mientras sus ojos miraban los míos.

— ¿Thomas? — balbucee, confundida.

— ¿No lo vez? — murmuró, acariciando mi mejilla dulcemente.

Negué lentamente.

Su rostro se acercó un poco más al mío y su mano en mi mejilla se alejó lentamente.

Sus ojos no dejaron los míos y con torpeza bajaron a mis labios.

¿Por qué no me alejó?

La habitación se inundó de un silencioso, dejándome escuchar solamente el latido de mi corazón en mis oídos y mi respiración levemente agitada.

— ¿No piensas retroceder? — susurró, volviendo su mano a mi mejilla.

Trague con dificultad, tratando de hacerlo pero mi cuerpo no reaccionaba.

Una sonrisa se semblo en su rostro de nuevo.

Y en un cerrar de ojos, sus labios estaban en los míos.

Sus manos me tomaron de la cintura y sin siquiera pensarlo le seguí el beso.

Al diablo con todo.

[Editado: 12/11/2021]

YOU AND ME | TOM HOLLAND [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora