XI

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|S E E  Y O U  S O O N|

Días después...

Megan Ross:

Después de aquel día, simplemente pude sentirme de nuevo completa.

Pero en cuanto cruzó la ventana, todo volvió a lo que era antes.

Sabía que no había sido la gran cosa, pero tenía esperanzas de que todo volviera a lo que era antes.

O tal vez no del todo.

Pero necesitaba de mi amigo, mi medio hermano-aunque no lo fuera-.

Tal vez extrañaba hablar con él sobre este tipo de situaciones. O tal vez por qué sólo bebía escucharme.

No sabía que pensar.

El cruzaba la ventana para contarme todo lo qué pasaba en sus días.
También lo hacía cuando me sentía mal y venía verme.
Así como el día que conoció a Elle y lo emocionado que estaba por hablar con su crush de secundaria.

Todo eso me recordaba a cuando sólo eramos nosotros dos y Harrison.

Aunque Haz, no pudiera estar todo el tiempo con nosotros, le contábamos también.

Me tumbe en la cama y simplemente empecé a cantar sin sentido.

And I think sometimes... — tararé, mirando el techo.— I tend to be my own worst enemy...— murmuré.— And maybe someday, I'm gonna catch a shooting star falling out of the blue...—meneé la cabeza.— Doing what I do — balbuceé, cerrando los ojos con pesadez.

Me acomodé mejor y cerré los ojos queriendo dormir.

Tom Holland:

Miraba la ventana con melancolía.

Sus cortinas estaban cerradas del otro lado y por un momento me preocupe.

Habían pasado días desde que vi a Megan de nuevo.

El hecho de que la tía Marie tuviera novio y lo ocultara a su única hija e incluso a su amiga, mi madre.

No fue algo bueno.

Megan debía acostumbrarse a la repentina llegada del hombre ese. Y mi madre parecía un tanto molesta al respecto.

Marie sabía muy bien que debía hablarlo desde en el momento en que salía con él o al menos hablarlo.

Se acercaba el sábado y la posibilidad de verla de nuevo también, así como la visita repentina de aquel hombre.

Suspiré y me tumbe en la cama sin saber que hacer.

Gire en la cama con pesadez y de nuevo me volví a sentar a la orilla con esperanza de ver las cortinas abiertas de Megan.

Rendido, estaba apuntó de salir de mi habitación y en un pequeño movimiento de reojo, mis ojos volvieron.

Ahí estaba ella.

Abriendo las cortinas, mientras llevaba un moño desordenado con ligeros mechones rebeldes salidos por un lado. Con una pequeña galleta en la boca mientras abría las telas y en ropa fresca para estar.

De alguna forma me había hipnotizado y no tenía idea de que hacer para aparta la mirada.

No había notado los cambios físicos de alguien a quien considere alguna vez como mi hermana.

Su mirada conecto con la mía y sonrió.

Reaccioné al instante y le devolví el gesto, saludándole amablemente.

Me saludo devuelta y se apartó de la ventana, comiendo tranquilamente.

— Oye Tom, ¿no haz visto mis audífonos? — habló, Paddy.

Negué saliendo de mi pequeño trance y giré a verlo.

— ¿Decías? — inquirí.

Mi hermano miró la ventana de reojo y frunció el ceño confundido.

— ¿Por qué mirabas la ventana de Megan? — cuestionó, curioso.

Una extraña ola de nervios me invadieron.

— ¿De qué hablás? Estaba buscando algo — me excusé, caminando a mi cajón.

Mi hermano encaró una ceja y asintió aún desconfiado.

— Claro… — murmuró.

— Como sea — aclaré mi garganta.— ¿Qué necesitabas? — cuestioné.

— ¿Qué si haz vistos mis audífonos? — replicó.

Negué.— No, pero toma los míos — respondí, señalando mi cajón con la cabeza.

Una genuina sonrisa se dibujo en el rostro de mi hermano.— Genial, gracias — celebró, tomandolos para salir de mi habitación.

Reí ligeramente.— ¡Los quiero de vuelta en cuanto termines de usarlos! — exclamé, a lo alto.

— ¡Está bien! — respondió, desde alguna parte de la casa.

Negué con una sonrisa, cuando mi celular sonó en mi bolsillo.

Mire el contacto y sonreí al ver que era mi novia. Tomé la llamada y respondí:— Hola, cariño…

Hola, bebé — saludo, alegré del otro lado.

— ¿Qué ocurre? — pregunté, amablemente tumbandome de nuevo a la cama.

Oh, nada, nada. Sólo quería ver como estabas — rió, ligeramente.

Sonreí.— Estoy muy bien, ¿qué hay de ti? — pregunté.

Estoy perfectamente bien…— respondió.

Sabía que la razón de su llamada era para algo y sin duda era otra salida por la noche del sábado.

— ¿Hay una fiesta, cierto? — pregunté, sin rodeos.

Una pequeña risa nerviosa se escuchó del otro lado como respuesta.

¿Cómo lo supiste? — inquirió, divertida.

Reí.— El hecho de que llamarás un viernes antes del anocher lo dice todo, cariño — contesté, divertido.

Que observador, Tommy — rió. — Y bien, ¿qué dices? — cuestionó, entusiasmada.

Mire la ventana de reojo.— Uhm… — titubeé.

Por favor, Tom. Salgamos un rato — pidió.

Sonreí.— ¿Qué te parece si vienes conmigo mañana? — inquirí.

¿Uh? — respondió, confundida.— ¿De qué hablas, cielo? — preguntó.

Me senté de nuevo a la orilla de la cama viendo la ventana.

— Me dijiste que querías conocer a Megan… — solté.— mañana iré con mi familia a verla, ¿por qué no vienes conmigo y te la presentó? — añadí, sin dejar de ver la ventana con una pequeña sonrisa.

¡Oh, por Dios! — exclamó, entusiasmada.— ¿Hablás en serio? — preguntó.

Asentí.— Sí, lo digo muy enserio — respondí, con una sonrisa.

[Editado: 15/10/2021]

YOU AND ME | TOM HOLLAND [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora