14. Karaoke.

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−¿Qué estás haciendo? –Peter enarca una ceja cuando en el pasillo de la planta baja del hospital se cruza con Agustín que carga con cables enrollados en sus hombros, micrófonos y un equipo de audio que arrastra con rueditas.

−¿Cómo andas? –lo saluda con su simpatía de todos los días y le palmea la espalda al darle un beso– nada, me preguntaron si podía conseguir unos micrófonos porque hoy es la fiesta de soltera de Camila y va a haber karaoke.

−Ah, cierto, la fiesta. ¿Y hacía falta que caigas con todo el equipo al hospital?

−Es que me los consiguió mi jefe –y se acopla a su caminata– el hijo tiene una banda de rock entonces aproveché para pedirle el favor.

−Qué relación rara que tenés vos con tu jefe.

−Vos con la tuya te juntas a tomar la merienda y se sacan selfies –lo acusa y Peter ríe– ¿Vas a ir hoy?

−¿A la fiesta de soltera? No, no creo.

−Pero tengo entendido que invitó a los más allegados y también lo hace con su pareja así que no es solo de mujeres. Dale, venite –y lo incentiva con un golpecito en el brazo.

−Pero no me invitaron, Agus. Además va a ser raro que esté ahí.

−¿Por qué? Si te re quieren. Además Lali sí te invitó –agrega y Peter voltea la cabeza para mirarlo– Candela me llamó para preguntarme si podía hacerme cargo del equipo de audio, después Lali le pidió permiso para hablar conmigo y ahí me pidió que te dijera que vayas.

−¿Y por qué no me lo pidió personalmente? Éstos días nos cruzamos un montón de veces.

−Bueno, qué se yo, haces muchas preguntas. La mayoría vamos a ir así que si nos vas a buscar, ya sabes dónde encontrarnos.

−Quizás pase un rato para saludar a Camila y Mateo pero no prometo nada –y abre la puerta de la sala de kinesiología– ¿Por qué te llamó a vos Candela para pedirte todo esto?

−Porque hace un par de días habíamos hablado sobre la fiesta de la hermana y le dije que cualquier cosa que necesite para la organización, me lo pida.

−Eso es amor –lo define con una sonrisa.

−Podría decirse, sí. Igual no sé hasta qué punto jugármela tanto por ella... no es que no la quiera, pero no creo que podamos tener una relación muy próspera.

−¿Vos querés tener una relación próspera? –pero Agustín hace una mueca con la boca y sube los hombros– ni vos sabes lo que querés –y lo hace reír.

−Bueno, y a demás de eso todos conocen mis habilidades organizativas y festivas y es lógico que quieran contactar a Party-man –se auto-señala.

Party-man –repite y ríe– ¿En qué momento alguno de nosotros te bautizó así?

−No lo sé pero lo voy a patentar –dice, y Peter se muerde el labio al sonreír y cuando cruzan la segunda puerta en donde los kinesiólogos ejercen su trabajo, se encuentran con el Chino y Rocío cantando a dúo una canción de Nino Bravo usando unos conos como micrófono mientras Matías sostiene una tablet con la letra de la canción.

–Ah, bueno... era cierto que están todos invitados.

−¡Vení, sumate, capitán! –lo llama el Chino al interrumpir su interpretación de "Libre" pero el que dejó caer los cables y micrófonos fue Agustín que rápidamente se acopla al pseudo-karaoke.

Pero a cinco cuadras del hospital estaba ocurriendo algo parecido porque en el pub de Andrés ya están Lali y Candela ambientando el espacio porque esa noche sería larga. Mientras una decora las paredes con globos y guirnaldas, la otra intenta llegar a un acuerdo con el repartidor de bebidas que quiere cambiar el horario. Andrés continúa detrás de la barra manteniendo el orden de su lugar mientras le prepara un trago a un cliente que está sentado en la otra punta de la barra y ríe de algunas acotaciones que Lali hace al teléfono. Es que ya pasaron más de quince minutos, del otro lado de la línea no le ofrecen una respuesta concreta y el malhumor renaciendo puede reflejarse en sus ojos cansados y los párpados acelerados. Un rato después llega Camila con anteojos de sol, bolso grande colgado de un hombro y despeinada a causa del viento exterior.

DESPUÉS DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora