29. Corazón delator.

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Hace muchos años atrás, más específicamente cuando todavía todos estaban inmersos en sus carreras universitarias y cuando recién se iniciaba la historia de amor principal, Peter subió a una mesa cuando un compañero le dio el pie luego de que éste lo presentó después de una pequeña introducción. Toda la sala estaba repleta de jóvenes estudiantes, profesores, ayudantes y agrupaciones contrarias al partido del que él formaba parte. Agarró el micrófono que le alcanzaron y acomodó el cable mientras observaba a toda la masa que rellenaba cada hueco de aquel espacio grande en el que se exigió realizar una nueva asamblea multitudinaria a causa de las problemáticas que tanto la institución como la educación pública en general estaba padeciendo. Entonces él empezó a hablar y todo se hizo eco. Nadie susurraba, nadie comentaba por lo bajo, nadie movía los labios; solo él y todos sus ideales. En otra mesa vio sentada a Rocío de piernas cruzadas con el delantal blanco, que les exigía algunas materias, cebando mates sosteniendo la yerbera en el hueco de sus piernas. A su lado estaba parado el Chino de brazos cruzados y escuchando atentamente ese discurso que recién estaba iniciando. Matías estaba del lado opuesto porque había llegado más tarde, con la mochila colgada en el pecho y usándola de apoya brazos; después se sumó Agustín que recién salía de clase y pidió permiso inaudiblemente para cruzar entre todos esos cuerpos desconocidos y lograr tener una mejor ubicación porque había sido informado de la asamblea –y porque leyó todos los e-mails, los volantes pegados en las paredes de la universidad y anotó cada vez que interrumpían alguna clase para avisar el día que se efectuaría tal–. La toma universitaria convocada por el centro de estudiantes opositor, había generado un choque de fuerzas entre los diferentes grupos militantes, entonces cuando Peter toca el tema dando a conocer su posición contraria y apoyando las clases públicas generando un caos en la calle que genere visualización, algunos opositores levantaron los brazos para gritar alguna queja. Pero por suerte nunca hubo nada que a Peter lo frene, por eso no le costó mucho responder vivamente: «Bueno, Pablito, quizás ustedes piensen que la lucha solo es nuestra y por eso tenemos que dejarla puertas para adentro de la universidad. Para nosotros la lucha tiene que ser visible y molestar, porque la educación es de todos, no solo nuestra», y el vitoreo de Agustín se escuchó en todo el edificio. «Pero vos ya expusiste tu idea y lo único que recibiste fue que te griten pelotudo, así que ahora estoy hablando yo y si no te molesta proseguiré con mi discurso que todavía no fue abucheado» acotó con esa sorna que siempre lo caracterizó. Quizás para los que no lo conocían, resultaba pedante y antipático. Pero para sus amigos era todo lo contrario, por eso ellos se limitaron a esbozar risas. Incluso también la que rió un poco fue Lali que estuvo apoyada en el marco de la entrada durante un rato prolongado, con su jean gastado, la mochila a la espalda y el pelo suelto cayéndole por encima de los hombros. Él la encontró y por eso le sonrió a la distancia antes de continuar. Es que siempre era lindo volver a verla –y esa fue la asamblea en la que ella se dio cuenta que no solo sentía atracción, sino que también estaba enamorada.

−Hola –Peter se acercó luego de bajar de la mesita para dejarle lugar a otro compañero de otra agrupación que también debía levantar la voz.

−Un día te van a tirar con algo –le respondió Lali al recibirlo, todavía manteniendo su posición de brazos cruzados.

−¿Por qué?

−Demasiado canchero y soberbio –pero él esbozó una risa– igual también un poco se entiende que las chicas acepten salir con vos después de todo ese pseudo-chamuyo revolucionario.

−Dos meses, Lali.

−¿Dos meses qué?

−Dos meses que nos acostamos –y ella se tuvo que morder el labio al reprimir la risa. Es que ella ya formaba parte de "las chicas".

DESPUÉS DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora