DESPUÉS DE AMAR

37. Vivo.

"−También otra buena opción es tirarte desnudo de un parapente –decía Nicolás masticando papas fritas.

−¡Por favor! –Chino repudiaba la idea hasta con los gestos y Peter le tiraba con un bollo de papel engrasado que le impactaba en su cabellera rubia recientemente rapada.

−A mí megustaría que me lo avisen con una anticipación de seis meses aproximadamenteasí puedo irme de mochilera a recorrer algunos países que me quedaronpendientes –agregaba Julieta."    

−Para un poco... −le dice él entre besos pero con los brazos alrededor de su cintura desnuda y los ojos cerrados porque está muy concentrado en eso de besarla y no soltarla.

−Vos sos el que me está besando, Peter –le responde casi acusándolo y un poco sonríe porque él también lo hace. Y vuelven a abrir un poco más las bocas para intercalar los labios. Continúan en el interior de la bañera pero la ducha está cerrada porque hace rato terminaron de bañarse (o bueno, quizás no se bañaron nunca), sentados en un rincón, ella a horcajadas de él que a veces cambia la posición de las manos de la cintura a las piernas no solo para que no se caiga porque es casi imposible, sino para también acariciárselas porque siempre se le eriza la piel cada vez que lo hace (o lo hacía).

−¿Estás bien? –le pregunta después cuando se separan por la necesidad de volver a respirar. Ella asiente con su nariz pegada a la suya– todavía no entendí muy bien qué pasó en el medio pero si tenemos que organizarle más cumpleaños a nuestra hija para terminar el día así, lo haré –a lo que Lali se muerde el labio y le da un puñetazo en las costillas que lo hace reír.

−Qué idiota.

−Tampoco necesito que me lo expliques.

−Te morís de ganas de saber.

−Sabes que sí –y ella carcajea– pero en serio, no... no es necesario. Y sé que esto no te lo tengo que decir porque así lo arreglamos, pero sabes todo lo que te quiero y... y que no me va a importar la elección que tomes de aquí en más.

−Peter, ¿no te quedó claro lo que acabamos de hacer? –pregunta con sarcasmo a lo que él revolea los ojos– no sé, tal vez necesitas algún gráfico ¿o es que toda esa inteligencia solo la usas para medicina?

−Ya te estás haciendo mucho la canchera y no me estás cayendo bien, niña –le pincha la nariz con un dedo y Lali chasquea la lengua al sonreír– entendiste lo que quise decir. Durante todos éstos días solo nos pusimos pautas de cómo encarar nuestra relación desde cero, desde ésta nueva persona que sos... pero en ningún ítem aclaramos qué hacer en el caso de que te metas en la ducha mientras me esté bañando.

−No te vi sacarme de un tirón.

−Mil disculpas, pero yo no perdí la memoria y para mi cabeza seguís siendo mi señora esposa –y si bromea con eso es porque puede– además estabas desnuda... –agrega validándolo todo.

−Es una excusa bastante escabrosa, Peter.

−Tardaste dos segundos reloj en subirte a mi cuerpo, Lali –responde con tanta seriedad que ella se tienta tanto que él se contagia y se acerca para volver a besarla. Pero escuchan la puerta del baño abrirse y Lali se tapa la boca con las dos manos para también esconder los vestigios de la risa mientras que Peter le marca que haga silencio.

−¿Quién anda ahí? –pregunta él.

−Soy yo, papi –Allegra responde subiendo al inodoro– estoy haciendo pis. ¿Te estás bañando?

−Sí, ya terminé. Me estoy secando.

−Ah, bueno –una pausa– Mango hizo pis en el diario.