IV

5.4K 414 90
                                    

   Llevaba más de 20 minutos afuera de su casa.

   Estaba parado justo en frente de la puerta de entrada, con miedo de tocar y ver lo que había allí dentro, pues había un auto que no era el de su madre y jamás en su vida pasaba recuerda haberlo visto. Le extrañaba demasiado y le aterraba la idea de que su padre estuviera aquí. Sí, su padre. Porque sabía que aún hablaba con mamá pero si el iba a estar en una cena con los dos le sería incómodo y sentiría que hacía mal tercio.

   Resignado a entrar, levantó su mano y cuando se encuentra a centímetros de tocar abren la puerta. De esta, aparece una cabeza y se asoma a mirar afuera. Es una personita de pequeña estatura, con ojos grandes y cabello castaño, vestido con un suéter azul claro muy parecido a uno que tiene él y pantalones oscuros, bien peinado y de tes clara. Conecta la mirada con Pete y sonríe inmensamente.

---¿Hay alguien Dum?--- Pete oye a su madre gritar desde dentro de la casa y el chico en respuesta vuelve su cabeza para contestar.

---¡Sí, ya está aquí!

   Pete se exalta. No esperaba a que le contestara ni mucho menos que a ese pequeñín le estuviesen hablando. Primero que todo, no sabía quien diablos era y por qué estaba en su casa, y segundo, por qué era él quien le habría la puerta.

  El chico le indicó con un movimiento de su cabeza a que lo siguiera y como Pete seguía atónito con la situación, le hizo caso. Cerró la puerta tras él y de pasada vio a una de las trabajadoras que limpiaban el hogar. Cortésmente la saludó y siguió su camino. Llegaron juntos al gran comedor y allí se llevó una sorpresa.

---¡Cariño!--- Su madre se levantó de inmediato de la mesa y fue hasta él para saludarlo con un beso en su frente y un gran abrazo.

   Se veía estupenda  pensó Pete apenas lució el vestido morado que traía. Su cabello débilmente tomado lucía casual en su cabeza, aspecto que le daba, junto con el leve maquillaje en su ojos pero potente color en sus labios, una imagen juvenil y jovial. Nada muy llamativo pero tampoco tan leve. El escote estaba en semi-circulo y las terminaciones del vestido eran con un poco de brillo. Este era largo, llegándole a los pies sin embargo no lo arrastraba. Sus zapatos eran de un tacón cómodo y no tan alto, de color oscuro y nada de atractivos para no llamar más la atención que el vestido. Definitivamente su madre sabía como vestir algo formal no tan formal pero lucirse tremendamente bien.

   El hijo sonrió con orgullo junto que fijaba su vista en su tobillo. Recordó la caída que tuvo no hace mucho y le pareció un poco molesto que estuviera con tacones. Aunque no fuesen altos, creyó que no estaría bien.

   De todos modos, no lo dijo, en cambio si pronunció otro pensamiento.

---Mamá, tu pie.--- Le dijo soltando una risita.

---Nada de "mamá tu pie", ya estoy mejor no te preocupes.

   Se siguieron sonriendo hasta que el movimiento de una silla los sacó de su pequeño lapso.

---¡Oh! Pete, debo presentarte a algunas personas.--- Tomó su mano y le giró en dirección al sonido.

   Se separó de él dejándolo donde estaba para ganarse a un lado de él chico que, aparentaba muy bien saber todo sobre la casa, y de la otra persona que apenas si la había visto. Su madre puso la mano sobre el hombro del chico y prosiguió.

---Seguramente ya se vieron, pero puedo suponer también que no se han presentado.--- Le dirigió las palabras al chico, que negó con la cabeza y levantó la vista nuevamente. ---Pete, el es Dum.

   El jovencito sonrió levemente e inclinó su cuerpo hacia adelante con lentitud para luego volver a la antigua posición. Pete copió el gesto y dirigió su mirada a la persona de su lado.

No era cierto. [Ae&Pete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora