XV

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---Antes. . . Antes de cualquier cosa, necesito saber toda la verdad.

El señor Sun la observa desde el umbral de la puerta cerrada. En silencio y atento a cada movimiento de la mujer a su vista.

Desde que entraron a la habitación todo a sido silencio y pocos movimientos. La madre de Pete se ha mantenido pensativa y callada tratando de asimilar y pensar con la mente abierta antes de buscar o criticar. Y por parte del hombre, se ha quedado en la posición y lugar desde que entraron. Ninguno a intercambiado más de una sílaba, ni hablar de contacto físico o visual. La mujer está mirando por la ventana, entre las cortinas largas y de un color blanco transparente. Una imagen casi pintoresca.

---Yo.

---Sun.

La madre de Pete se gira hacia él para corresponder la cansada y evidente mirada de preocupación del hombre.

---Bien.--- Suelta un suspiro y masajea sus cienes con el índice y pulgar. ---Todo lo que dije en la mesa es cierto querida.

---Lo de tu hijo.

---Sí, es cierto y lamentablemente comprobable.

La mujer guarda silencio y vuelve a dirigir su mirada hacia fuera de la ventana.

---¿Por qué? ¿Por qué no hablar sobre eso antes?

--Por el mismo motivo que di en la mesa.--- Sun tantea un leve paso hacia adelante. ---Si hubiese hablado de aquello en un momento anterior, cualquier persona se hubiese alejado. Me hubiese dejado.

La mujer no pierde su posición. Rígida y concentrada en su mente.

Sun da otro paso.

---Yo te amo.

Un silencio sepulcral y vacío, casi triste.

---Créeme por favor, se que es aún más difícil ahora que te he revelado aquello. Pero debes tener en cuenta que no es fácil. No es nada fácil cargar con problemas que no son tuyos y acarrearlos como propios. Mi hijo es quizás un hombre sin causa, pero debes confiar en que he hecho de todo lo que está a mi alcance para ayudarlo y para tratar de guiarlo por un camino que no le haga mal a ningún individuo, a él mismo.

Da un último paso, estando a centímetros de la madre de Pete.

---Créeme cuando te digo que te amo. Créeme y confía en ello. Confía en mi por favor.

La mujer por fin se atreve a voltear y mirar al hombre al que antes le daba la espalda. Voltea y conecta con el rostro de dolor y arrepentimiento. No duda de él, no puede y aunque pudiera no lo haría. Porque si bien la ha dado un motivo, uno sólo es mínimo para todo lo que le ha entregado.

Es en su hijo a quien no puede darle confianza.

---Yo también te amo Sun.

El señor Sun quiere llorar, gritar, saltar y aún más, el quiere celebrar porque por fin pudo hallar a alguien que lo valore de verdad y que no huya apenas se entere de sus problemas. El quiere besarla y abrazarla, el quiere mimarla y acariciar su cabeza, el quiere mirarla y perderse en la olor, en su rica fragancia, el quiere, el quiere; pero la complicada mirada de su mujer se lo impide.

---Pero tu hijo me acompleja.

Y todo se le está desvaneciendo, lento, casi como un castigo para él.

Siempre, desde que empezó con los conflictos de Trump, las personas huyen de su lado.

Pierde y está perdiendo la esperanza.

Tendrá que despedirse de ella. De quien pensaba la correcta.

---Me acompleja, pero si me aseguras que no me hará nada ni a mi ni a mi hijo, lo intentaré.

No era cierto. [Ae&Pete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora