No era cierto. [Ae&Pete]

XIII

Esa noche, el mal ambiente no disminuye y todos se encaminan a sus habitaciones en silencio.

La madre de Pete junto con su pareja, el señor Sun, se dirigen en silencio a la habitación matrimonial, casi sin tener contacto. Dum, antes de entrar a su cuarto toma una gran bocaza de aire y la suelta con fuerza, queriendo sacarse todas las tensiones que ha absorbido en los momentos anteriores y toma un poco de valor, todo el que puede, para que luego de cruzar el umbral de aquella puerta pueda soportar a su hermano.

Quien no se encuentra por ningún lado de la habitación.

Pasea su mirada por las camas, de un mueble a otro y por las cortinas, sin moverse de su posición; no hay rastro de Trump. Piensa en que quizá está en el baño, y se obliga a no salir en busca de él. Se mantendrá en el papel de hermano menor que no sabe nada hasta que definitivamente le de algún motivo para entrometerse.

Cierra la puerta tras el, bajo la suave mirada de Pete, joven que está subiendo los últimos escalones con parsimonia, cansado.

La cena le ha quitado bastantes energías, dejándole unas cuántas para llegar a su cuarto, cambiar su ropa y recostarse. Ha traído su ropa de dormir más cómoda solo para esta ocasión, ya que, como intuía y resulta ser que hizo una inmensa predicción que resultó ser cierta, lo que conlleva esta salida es devastadora y desesperante. Absorbiendo todo lo que tiene, sus emociones, sus palabras, sus reacciones y gestos, casi que su vida misma, pero el no dejará que sea así.

 Necesita despejarse y también despegarse de lo que tenga que ver con Trump, el señor Sun y aunque el más joven de la familia le haya ofrecido su ayuda, también tener interacciones con él concierne a su hermano.

Agradece que Dum tome aquella confianza, que no le ha dado; suena mal lo sabe, pero es así. Que lo intente convencer para que hable y diga si pasa algo, y en cierta forma lo ha convencido, a medias, pero lo ha hecho. Pete ahora cree que recibir un poco de ayuda no es malo, cree además que no porque le ofrezcan ayuda es reflejo de debilidad o que lo vieron con alguien que no puede hacerlo sólo, cree que ha estado siendo un idiota. Así que, mientras da unos pasos largos y lentos hacia su habitación, decide dejar de omitir. No le dirá a todos lo que le pasa y pasó con Trump ahora, en pleno viaje.

Lo hará cuando vuelvan, cuando se encuentren en el lugar adecuado, las condiciones y las emociones adecuadas, no ahora cuando todos están sometidos al comportamiento de Trump y a la liberación de información por parte de Sun. Información que el sabía, pero su madre no.

Mamá. . . 

Romperá la felicidad de su madre.

Toma el picaporte y lo gira, mirando el suelo en todo momento, su cabeza no da abasto, se siente un imbécil por no hablar antes, el arrepentimiento lo comerá vivo. Cierra su puerta y gira su cuerpo hacia esta, carga su frente y suelta una exhalación, quiere terminar con todo, con el viaje, con su revoltijo en el estómago, con su pelea diaria en su mente y los momentos, las terribles situaciones. Quiere que todo acabe antes de que el muera y lo desintegren a punta de fortuitos instantes que sólo hacen que se desgaste por completo.

---No tenía idea de que me habías denunciado Pete.

Dios. . . si existes, ayúdame de una vez.

Pete se gira anonadado y tan lento que es casi tortuoso para Trump, para el mismo.

Ésta recostado en su cama, en aquella que tanto trabajo le costó limpiar y dejar intacta para acostar su cuerpo sin ninguna molestia ni suciedad. Está recostado inspeccionando su ropa, cargado en el respaldo de gruesa madera que sobresale de entre la cama y la pared. Su ropa es mirada y manoseada, su maleta yace a un lado de la litera, abierta a más no poder, con algunas de sus pertenencias esparcidas por el suelo y su cama. Trump está inspeccionando minuciosamente sus cosas, su pijama.