7. Nervios

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La alarma de mi teléfono me despertó de mi pesadilla, algo que agradecí.

Al verme al espejo, mi rostro se encontraba destrozado, tenía unas ojeras bastante notorias, los ojos rojos e hinchados, y las mejillas húmedas por las lágrimas.

--Te ves patético--le dije a mi propio reflejo, para luego limpiarme las lágrimas.

Pasaron unos segundos antes de que comenzara a moverme, me fui al baño, tomé una ducha fría para despertarme por completo, y luego bajé a la cocina. Busqué rápidamente un par de panes y los puse en la tostadora, para después subir a terminar de cambiarme. No me tomó mucho tiempo terminar con ésa tarea, menos me tardó terminar con las tostadas y lavarme los dientes.

Ya con toda mi rutina terminada, tomé mi maletín y salí afuera. Mi celular mostraba las siete y diez de la mañana. Cerré mis ojos, provocando que las imágenes de mi pesadilla volvieron a mi mente.

Sentía miedo, pero no intenté abrir los ojos, quería revivir mi pesadilla, quería revivir el último recuerdo que tenía de mis padres.

Las ruedas del coche se movían rápidamente, estábamos llegando tarde al recital de mi hermana.

Yo simplemente miraba por la ventanilla, ajeno a la realidad, no es que no me importara mi hermana, pero todos los años ella daba un concierto.

--¡Les dije que tenían que cambiarse más rápido!--gritó mi madre.

Mi padre estaba nervioso, nunca había decepcionado a mi hermanita, por éso aprovechó que la autopista no tenía mucho tráfico, y aceleró lo más que pudo. Salimos de la gran acera para entrar a las calles.

-No te preocupes Lucía, vamos a...

La luz fue más rápida que el sonido, y yo fui el único que alcanzó a ver el camión que colisionó contra nuestro pequeño vehículo. Vi oscuridad completa, pero sentí las vueltas que daba nuestro auto, yo choqué contra el techo, luego contra el asiento, y así varias veces hasta que se detuvo.

Al recuperar mi visión me encontraba en el frío pavimento, acostado junto a una gran cantidad de cristales rotos. Miré a mi alrededor, y de dentro de un pequeño amasijo de metal rojo, caía una línea de sangre, parecía una pequeña cascada carmesí, era hermosa.

Mi vista se dirigió al cielo nocturno, nublandose cada vez más, hasta que por fin mi mente se sumió en completa oscuridad.

Al abrir mis ojos me sorprendí, Rin estaba mirándome con una sonrisa muy tierna, esperando a que yo saliera de mis pensamientos.

--¿En qué pensabas Zaril-Kun?--me preguntó sin quitar su sonrisa.

Yo le regalé una de mis sonrisas a medias--Nada muy interesante chica gato--, mi frase fue recibida con un sonrojo de la chica.

--¡No me llames así!

--La gata se volvió un poco arisca--dije riendo.

Rin me dio un pequeño empujón, para luego tomar mi mano y tirar de mí hacia el instituto.

--¿No estás emocionado nya~?--me preguntó con su habitual energía.

--¿Por qué tendría que estarlo?

La mirada de Rin parecía confundida, como si yo no me diera cuenta de algo obvio. Y gracias a éso comencé a sentir que olvidaba algo.

--¿Lo olvidaste nya~?

Asentí el confuso por la situación.

La chica sonrió y apuntó a mi pecho--¡Hoy es tu presentación!--gritó con emoción.

Abrí mis ojos con sorpresa y terror mezclados, sentí como todo empezaba a dar vueltas a mi alrededor. Por suerte Rin me atrapó antes de caerme.

--¡¿Es hoy?!--mis nervios se podían notar en lo tembloroso de mi voz.

--Claro, no puedo creer que lo olvidaras nya~.

Otra vez sentí que estaba por caerme, pero conseguí estabilizarme.

"¡Tengo que hacer algo!", pensé mientras intentaba no marearme.

--¡Vamos a llegar tarde a clase nya~!--Rin tomó mi mano nuevamente, para arrastrarme sin piedad hasta Otonokizaka.

Pero en el camino no pude parar de pensar en la presentación, mi pesadilla provocó que olvidara por completo el evento, gracias a Rin iba a tener tiempo de ensayar, aunque no me encontraba muy seguro de mi mismo.

~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~

--¿Qué voy a hacer?--me pregunté mientras pasaba mis manos por mi rostro, dando a entender que estaba frustrado.

--Tranquilo Zaril-San, no puede ser tan malo, además, Shido y yo vamos a apoyarte, ¡no tendrías que estar preocupado!--Rika estaba sentada frente a mi, intentando animarme.

Shido no tardó mucho en suspirar rendido--Tranquilo, todo va a salir bien--, su voz se tornó más suave y amable, pero luego de decir éso desvió su mirada y chasqueó la lengua con digusto--, a menos que lo arruines todo, como en los entrenamientos.

--¡Rin estuvo ayudándonos, ya no es como antes!--el enojo de la rubia se desprendía de sus ojos y era dirigido al rubio.

Shido la miró rabioso, dispuesto a comenzar otra de las tantas discusiones que siempre tenían. Pero no les presté atención, ya que éso iba a empeorar la situación

Decidí pedir consejo a las expertas, me levanté rápidamente de mi asiento, y salí del salón de clases, dirigiendo mi marcha hacia la terraza del colegio.

Rika y Shido se dieron cuenta de éso, ya que sus pasos me seguían de cerca, preguntándome hacia dónde iba.

No respondí a sus preguntas hasta llegar a la puerta de la terraza--Miren, si voy a hacer esto, voy a hacerlo bien, y no puedo mejorar si no sé que es lo que me voy a encontrar--suspiré con frustración--. Agradezco su ayuda, pero ahora necesito a las expertas, aunque eso signifique exigirme más.

Rika sonrió ampliamente, dando saltitos de emoción acompañados de un chillido, y Shido sonrió ligeramente, ambos alentandome a seguir adelante.

--Es tu decisión--dijo Shido antes de volver a su estado normal.

Rika asintió, empujandome hacia la puerta.

Tomé el picaporte, abrí la puerta, y luego de un destello cegador, me encontré a nueve chicas que estaban concentradas en su entrenamiento.

--¡Zaril-kun!--gritó Rin al verme, y saltó sobre mí.

El grito llamó la atención de las otras Musas, quienes se acercaron--¿Qué sucede Zaril-San?, ¿no deberías estar entrenando?--preguntó Umi.

Yo tomé aire, aparté a Rin, y cuando tuve la atención de todas, hice un reverencia--¡Por favor ayúdenme!--, mis acciones sorprendieron a todas las chicas--, sé que dije que no necesitaba de su ayuda, pero ahora estoy muy nervioso, y practicar con ustedes podría ayudarme, por éso, ¡ayúdenme por favor!

Alcé mi vista ligeramente al no recibir respuesta, y para mi sorpresa, las nueve chicas sonreían orgullosas--Si que tardaste en preguntarlo Johnatan--pronunció Honoka con una sonrisa muy amable y sincera en su rostro.

¡NYA!| Proyecto ZRin [LEER DESCRIPCIÓN Y ÚLTIMA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora