13. Recuerdos

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Solté mi bolígrafo junto a un suspiro de frustración, a pesar de haber encontrado mis sentimientos hacia Rin, no podía encontrar las palabras para describirlo en un canción. Todo me parecía estúpido, que no estaba a su altura, "¿En serio no voy a poder escribir esta maldita canción?", me levanté de la silla para ir hacia la cocina.

Tomé una naranja del refrigerador, con un sentimiento de pesadez que dejaba detrás de mi a cada paso que daba.

--¿Qué pasa hermanito?--Kana apareció desde las escaleras, mirándome preocupada.

Suspiré otra vez, mirándola cansado--Llevo todo el día intentando escribir nuestra próxima canción, pero no encuentro las palabras para hacerlo.

Ella se quedó pensativa por un momento, hasta que un pequeño saltito me indicó que ya había encontrado su respuesta--¡Vamos al parque!--, gritó emocionada--, siempre que íbamos al parque de chiquitos te sentías mejor.

Le di una de mis medias sonrisas mientras asentía, subí para buscar un abrigo y volví con mi hermana--¿Vamos?--, le dije ofreciéndole mi mano.

Kana tomó mi mano y salimos de la casa, caminando alegremente por las calles, aunque recibíamos algunas miradas extrañas por parte de la gente. Caminamos por un buen rato hasta llegar a un parque cercano, ahí la pelirroja me soltó y salió corriendo hacia los juegos para niños, yo no me quedé atrás y la acompañé.

Subimos a una jaula, corrimos entre la arena del lugar, construimos un castillito, hasta que al final de la tarde nos sentamos en los columpios totalmente cansados.

--¿Ya estás mejor?--rió la chica meciéndose hacia adelante y atrás.

Yo estaba detenido, recobrando energías--Sí, aunque sigo sin saber como escribir la canción--, mis palabras iban cargadas de positivismo--, pero seguro que después se me ocurre algo.

Kana asintió sonriente, saltando del columpio--¿Volvemos? La tía ya debe haber vuelto.

Me levanté y alboroté su cabello--Vuelvo en un rato, voy a comprar algunas cosas.

Kana mantuvo su sonrisa y me saludó con su mano mientras se alejaba. La imite en dirección contraria, caminando por un par de minutos para llegar hasta una dulcería.

Entré sin dudarlo, encontrándome con la chica que esperaba, Honoka Kousaka. En el tiempo que estuve con Rin me dijo que la familia de Honoka tenía esa tienda, así que podía matar dos pájaros de un tiro.

--Bienvenido a- ¡oh! Johnatan, ¿Qué tal?--me saludó sonriente.

Le devolví el saludo al igual que la sonrisa, y luego de pedirle algunas cosas, decidí preguntarle lo importante--Honoka, ¿como puedo estar seguro de lo que siento?

La pregunta la tomó desprevenida, pero me respondió sin dejar de hacer su trabajo--Bueno, creo que no deberías dudarlo, simplemente sentís las cosas y así son, no estoy segura de que puedas sentir algo a medias--, sonrió mientras me daba una bolsa con mi pedido--. Además, no podés equivocarte si no dudas de lo que haces.

La miré sorprendido, antes de sacar el dinero para pagarle, lo que decía tenía mucho sentido, al menos para mí--Gracias Honoka, quizás me salvaste el cuello.

Recibí un sonrisa por parte de la chica--Cuando quieras--, la saludé con una sonrisa--¡Vuelva pronto!--, gritó a forma de saludo cordial al cliente.

Volví a casa con los dulces, mi tía me recibió con un fuerte abrazo al igual que mi hermana, luego de cenar me encontré nuevamente con aquella hoja en blanco.

Cerré mis ojos, respirando lentamente, "Me gusta Rin", dije mentalmente para tratar de convencerme de ello, "¿Por qué me gusta Rin?". De un momento a otro recordé que me hizo olvidarme del pasado, y ese hecho fue el que revivió esos recuerdos.

Desperté en una habitación de hospital, junto a mí estaba mi hermana, durmiendo en una silla con la cabeza sobre mi camilla. Mis recuerdos estaban muy difusos. Intenté llamarla, pero mis cuerdas vocales no respondían, de hecho, mi cuerpo entero no respondía.

La desesperación se metió en mis venas, llegando a cada célula de mi cuerpo, "¿Qué me está pasando?"

Una enfermera abrió la puerta y me vio, imagino que se dio cuenta de mi miedo, ya que se acercó lentamente.

--Tranquilo, estás bien, tu cuerpo entero fue sedado debido a que reaccionaba violentamente al contacto--sus palabras sonaban dulces, pero su significado no dejaba de asustarme--, en un par de horas debería pasar el efecto, hasta entonces el médico debería hacerte una pruebas finales.

Abrí mis ojos, otra vez estaba el bolígrafo frente a mí, pero mis recuerdos no me dejaban pensar.

Volví a cerrar mis ojos tomando una gran bocanada de aire.

El efecto de los sedantes desapareció luego de bastante tiempo, y Kana todavía no despertaba.

--¿Kana?--la llamé mientras tocaba su hombro ligeramente.

Sus ojos se abrieron somnolientos, y al verme se abrieron de par en par, lágrimas comenzaron a caer de ellos mientras la pequeña se lanzaba sobre mí.

--¡Johnatan!--gritó entre sollozos--¡Estás vivo!

Le devolví el abrazo intentando consolarla, luego le regalé una amplia sonrisa--Pero claro que estoy vivo tonta, ¿qué es lo que pasó? El médico no me dijo nada.

Su rostro se ensombreció, la expresión que tenía lo decía todo, algo malo había ocurrido.

--Mamá y papá... ellos...--sus ojos estaban cristalizados otra vez--. Ya no están Johnatan, ¡Ya no están!

Me quedé estático, todo eso me devolvió los recuerdos, el recital, el apuro de mi padre, el camión, y el accidente. Las lágrimas de Kana me contagiaron, y ambos terminamos abrazados, llorando en aquella habitacion blanca que me parecía tan oscura.

Al abrir mis ojos de nuevo pude sentir las lágrimas que caían por mis mejillas, al igual que los pequeños sollozos que dejaba salir.

Al ver la hoja nuevamente volví a pensar en Rin, lo que me provocó una sonrisa estúpida. Sin darme cuenta ya tenía mi respuesta, la canción iba a tratar de como la pelinaranja me sacó de mi sufrimiento, no de mis sentimientos por ella.

¡NYA!| Proyecto ZRin [LEER DESCRIPCIÓN Y ÚLTIMA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora