Capítulo dieciséis.

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Stiles regresó a su departamento lo más pronto que pudo.

Entre un notorio nerviosismo, el castaño entró al living de su hogar, dejando las llaves sobre la mesa y quitándose el abrigo que llevaba encima para lanzarlo al sofá sin mucho interés.

Las luces del departamento yacían apagadas, y la oscuridad de la noche, pues ya eran casi las doce de la madrugada, obligó a Stiles a andar a tientas hasta que llegó a su habitación. Una vez allí, el médico se acercó hacia donde recordaba tenía el apagador de luz, y subió la pequeña palanca del mismo.

El foco de la habitación se encendió rápidamente, por lo que Stiles, en cuanto su visión se iluminó, se llevó una mano al pecho y dio un pequeño salto de susto.

– ¿¡Qué...!? – no supo ni qué decir, pues frente a él, sentado en la orilla de la cama, estaba Derek.

– ¡Lo siento! ¡No quería asustarte! – expresó el azabache, poniéndose de pie con las manos alzadas.

Stiles asintió, tomando una bocanada de aire y quitándose la mano del pecho para hacer como si nada hubiese sucedido.

– ¿Cómo...cómo entraste? – se atrevió a preguntar, mirando a Derek de arriba a abajo, no pudiendo evitar preocuparse al ver que la ropa de su ex estaba algo rota y manchada de sangre.

– Oh, yo entré por...por la ventana – contestó Derek, luego mirándose el torso –. Sobre eso...no debes preocuparte, estoy bien – agregó al detectar la preocupación en el otro.

Stiles achicó los ojos al oír las últimas palabras del azabache.

– ¿Estás bien? Sí, ajá...– Stiles negó con la cabeza y apretó los labios –. Derek, has estado enfermo, alucinando, y comportándote de la manera más extraña posible. Y ahora llegas, con la ropa rota, cubierto de sangre...– susurró –. ¿Es así como te atreves a decirme que estás bien?

Derek desvió la mirada ante la pregunta, sintiéndose algo apenado tras ser descubierto; pues era obvio que él no estaba bien, y Stiles lo sabía.

– Tienes razón...– aceptó el azabache –. No, no estoy bien. Estoy asustado, y confundido por todo, todo lo que me está ocurriendo, y lo que está por ocurrir – soltó él, volviendo a mirar a Stiles –. Necesito ayuda, Stiles, tu ayuda.

Las palabras de Derek sonaron con desespero, y desánimo. Para Stiles fue bastante extraño percatarse de lo mucho que Derek demostraba con tan sólo decir aquello. Fue por eso que el castaño no pudo evitar sentir preocupación, angustia e impotencia al no saber cómo podría ayudar a Derek porque no conocía la razón de sus problemas.

– ¿Cómo quieres que te ayude? – preguntó Stiles, y nunca quitó su atención del otro.

– ¿Qué cosa encontraste al analizar mi sangre? – respondió Derek, teniendo miedo de la respuesta, pero también necesitando oírla.

Stiles, ante la pregunta, carraspeó.

– No pude analizarla – admitió él –. Hubo un problema, y...– Stiles suspiró –. Derek, justamente por eso quiero hablar contigo.

El ambiente se puso más tenso de lo que ya estaba.

– Derek...– Stiles no sabía ni por dónde empezar.

– Sé que algo no va bien conmigo, y que eso es inexplicable pero–

– ¿Qué hay entre la Fundación Argent y tú? – interrumpió el castaño, tomando a Derek por sorpresa con la pregunta.

– ¿Qué? – fue todo lo que logró decir el azabache, alzando una ceja.

– Ayer que te di de alta del hospital...ocurrió algo, Derek – empezó a explicar el castaño, no pudiendo guardarse el secreto –. Kate me preguntó en dónde estabas, ¿Por qué? Porque parece ser que hiciste algo que a ella no le gusta nada, y ahora te está buscando por todos lados – mientras más decía, más bajaba su tono de voz, teniendo miedo de que alguien más lo oyera.

BITE -Sterek-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora