Capítulo cuatro.

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Dentro de la oficina había un enorme escritorio, y Kate Argent se encontraba sentada detrás de éste.

Derek logró reconocer a su camarógrafo, quien esperaba sentado frente a la mujer mientras conversaban cómodamente.

– Buenos días – saludó Derek, ganándose la atención de los presentes en la habitación.

Kate se levantó ante el saludo, y el camarógrafo imitó la acción para poder mirar a su compañero de trabajo.

– Llega justo a tiempo – dijo Kate, estirando su brazo hacia el azabache para estrechar su mano –. Su compañero me aseguró que llegaría tarde. Pero veo que hoy fue la excepción.

Derek miró a su compañero con una sonrisa fingida.

– Gracias por dar esas expectativas de mí, Isaac – expresó con sarcasmo, luego mirando a Kate –. No podía darme el lujo de llegar tarde. Esta es una entrevista importante para el canal, y qué mejor que empezarla con puntualidad.

Kate asintió, también fingiendo una sonrisa.

– Empecemos entonces – la rubia señaló la silla que yacía frente a ella –. Tome asiento, y dígame cuál será la dinámica para llevar a cabo la entrevista.

Derek aceptó la sugerencia, y se sentó al mismo tiempo en que Kate también lo hacía. Por su parte, el camarógrafo, llamado Isaac, se puso de pie y comenzó a instalar la cámara con la que firmaría la entrevista.

– Emm...– Derek sacó una pequeña libreta de su chaqueta y le dio una rápida leída a las preguntas breves que había apuntado allí antes de llegar –. Sólo haré unas cuántas preguntas sobre su vida personal, nada incómodas por cierto – aclaró él, alzando su vista a la mujer –. Y después le pediré que nos hable sobre esta fundación, ¿Le parece?

Kate asintió en silencio.

– Excelente – exclamó el azabache, mirando a Isaac, quien solamente estaba esperando una señal para empezar a filmar –. Entonces, ¿Ya podemos comenzar? No me gustaría quitarle más tiempo, señorita Argent.

O mejor dicho, Derek se quería ir de allí lo más rápido posible. Algo en ese lugar no terminaba de gustarle.

Kate volvió a asentir en silencio, tampoco estando muy cómoda con la presencia de Derek, pues esos ojos verdes no demostraban más que disgusto. Quizá el azabache trabajaba por obligación, y no por gusto.

Esperaron unos cuántos minutos más para prepararse. O para preparar a Kate, pues Malia llegó con su compañera para darle una ayudadita con su maquillaje y peinado.

No querían dar malas impresiones al salir en televisión.

– Empezamos en tres, dos, uno – conteó Isaac, abriendo la palma de su mano como señal de que la grabación había comenzado.

– ¡Buenos días, ciudad de Nueva York! – habló Derek, dirigiéndose a la cámara –. ¡Es un gusto estar con ustedes de nuevo para mostrarles un reportaje más! ¡Hoy, en exclusiva, hablaremos de la tan conocida Fundación Argent! – cambió su atención a Kate –. ¡Y quién mejor para tratar el tema, que la mismísima Kate Argent!

– Es un gusto, Derek – expresó ella, sonriendo.

– Gusto para nosotros es poder entrevistarla – ay, Derek odiaba ser tan hipócrita –. ¿Qué tal si empezamos con su vida personal?

La mujer asintió aún sonriendo.

– Usted nació en California; hija de Gerard Argent, y Linda Argent...– comenzó a decir Derek, bajando su mirada hacia la libreta mientras que Kate se limitaba a asentir –. Estudió dos carreras, y vino a Nueva York en cuanto cumplió los veintiuno para trabajar en esta fundación. Ahora tiene veintisiete, y su nombre vaga cada vez más entre las bocas de todos – alzó su mirada de la libreta, y se encontró a Kate, quien sonreía –. ¿Qué tal la Fundación Argent? ¿Por qué decidió seguir con ese legado?

BITE -Sterek-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora