Capítulo nueve.

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Kate Argent estaba en su oficina, de pie frente al ventanal que daba vista a las áreas verdes que rodeaban su fundación. Veía cómo las patrullas que ella misma envió, se paseaban por todos los alrededores de su preciado edificio. Supervisaba desde lo alto todo lo que ocurría.

– Kate...– llamó Malia, asómandose por la puerta, y al ver que Kate alzaba su mano derecha, la chica entró a la oficina –. Tengo malas noticas – informó entonces, preocupada.

– Dímelas – pidió la Argent, aún con su atención en el ventanal.

– Hay cuatro cadáveres en las puertas principales del edificio C – Malia sintió frío –. Los cuatro están desmembrados; no tienen piernas, ni brazos...dos de ellos tampoco tienen cabeza.

Kate cerró los ojos durante un momento, y al abrirlos, se giró hacia Malia para encararla.

– Pues que busquen los miembros arrancados...debemos dárselos a su fam–

– No hay rastro de ellos – interrumpió Malia, mirándose las manos –. Scott...los comió.

El rostro de Kate se puso pálido; no esperaba escuchar algo como eso.

– Los comió...– repitió la Argent, pasándose una mano por el cabello.

– Sí, yo misma lo vi en los videos captados por las cámaras de seguridad – reafirmó la castaña, viendo cómo su compañera se ponía ambas manos sobre el rostro.

Malia sintió algo de lástima al ver a Kate de esa forma; cubriéndose el rostro, seguramente estando arrepentida por sus actos.

– Kate...no te sientas así, no te sientas arrepentida– Malia cayó.

Pero no lo hizo porque quisiera, sino porque una risa demasiado escandalosa la interrumpió. Una risa que salía desde la garganta de Kate.

– ¿¡Arrepentida!? – expresó ella, calmando poco a poco la risa –. ¡Para nada, Malia! – extendió sus brazos hacia el ventanal –. ¡Esto es glorioso! ¡Es justo lo que estaba buscando! – miró a Malia con los ojos brillando de emoción –. ¿¡No lo ves!? ¡Esas muertes van a equilibrar al mundo!

Malia hizo un gesto de disgusto. No podía creer lo que veía, lo que escuchaba. Sabía que Kate no era tan cuerda, pero en esos momentos en verdad la Argent parecía ser una completa desquiciada.

Quizá Derek tuvo razón; quizá Malia ahora estaba de acuerdo con todo lo que Derek dijo aquel día de la entrevista.

– Kate...tu experimentando está matando personas de una manera cruel – señaló Malia, obligando a Kate a callarse un rato –. Sí, dijiste que querías acabar con la sobrepoblación, pero no de esta forma...no así de violento.

Kate no dijo nada al respecto, y de hecho, pareció ignorar a Malia, pues mientras ésta hablaba, Kate se dio la vuelta para volver a mirar el ventanal, dándole la espalda a su compañera.

– Tenemos que quitarle la sustancia a Scott cuando regrese, y entonces empezaremos de nuevo – sugirió Malia, suspirando –. ¿Estás de acuerdo?

Kate no contestó.

Pero no lo hizo porque no estuviera convencida, sino porque algo más importante capturó su atención:

En la entrada principal del edificio; dos hombres, con el uniforme de la fundación, ayudaban a otros dos hombres, estos eran guardias de seguridad, a bajar un cuerpo flácido de una de las tantas patrullas que la Argent envió para buscar a Scott.

– Regresaron – susurró Kate, y Malia frunció el ceño –. Andando, tenemos cosas qué hacer – Kate se alejó del ventanal para dirigirse a la salida apresuradamente.

BITE -Sterek-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora