BITE -Sterek-

Capítulo diecisiete.

Kate se había mantenido encerrada en su laboratorio, conociendo los detalles de la persecución que su mejor guardia estaba llevando a cabo en la ciudad, y gruñendo de disgusto cada vez que Malia, quien seguía dándole compañía, se mordía las uñas en señal de nerviosismo total.

– Derek es más fuerte, no van a poder atraparlo...– susurró Malia, empezando a caminar de un lado a otro por todo el laboratorio.

– Las balas deberían ser lo suficiente para entorpecerlo – supuso la Argent, encogiéndose de hombros.

– El problema aquí es la policía, Kate – Malia se detuvo frente a la nombrada para poder mirarla a la cara –. No puedes dejar que tus guardias anden por la calle tirando balas y, seguramente, hiriendo a inocentes que vagan por allí.

De repente, Malia puso sus manos sobre la mesa blanca, causando el sonido de un golpetazo, por lo que Kate frunció el ceño.

– ¡¿Sabes qué va a pasar si la policía logra dar con nosotras?! ¡Estaremos acabadas! ¡Adiós Fundación Argent, adiós a nuestro trabajo! – gritó la castaña, alejando sus manos de la mesa para tocarse la cabeza –. ¡Haber hecho esto fue un completo error, Kate! ¡Yo te lo dije!

Kate negó con la cabeza, dándose la vuelta e ignorando los gritos eufóricos que Malia seguía soltando. Estaba asustada, no iba a negarlo, ¿Pero decir que su proyecto 'Alfa' había sido un error? Kate no podía soportar escuchar palabras como esas, y precisamente eso la hacía enojar, mucho.

– ¡Alfa fue mi creación! ¡Alfa no es un error! – denegó Kate, gruñendo –. ¡Todos los experimentos se salen de control, pero siempre logran estabilizarse! – volvió a encarar a Malia, quien ahora yacía en silencio –. ¡Voy a atrapar a Derek, y voy a experimentar con él hasta que logre una fusión entre las células de Alfa y las de ese reportero! – su voz sonó con tanta determinación, que Malia no tuvo duda de que Kate estaba hablando en serio.

De pronto, Malia se rió sin ganas.

– Nunca vas a poder atraparlo...– murmuró ella, suspirando al dejar de reír –. Le diste un poder imparable, y a como nos ha dicho Ethan, Derek ya se fusionó con las células de Alfa – negó con la cabeza, llevando una ligera sonrisa en los labios –. Se te ha ido tu creación, Kate, y ya no la vas a recuperar.

Malia dijo aquello con toda la intención de hacerle entender a Kate que la realidad era fría, dura. Quería ver cómo Kate sufriría ante esa misma realidad, y que se alejara de esa tonta manía de convertir a todo el mundo en bestias salvajes, y crear un caos. Quería salvar a la Argent, hacer que se arrepintiera de sus actos en ese instante.

Sin embargo, Malia no logró causar ninguna conmoción en Kate, al menos no alguna que hubiera querido ver.

– Puedo atrapar a Derek...– murmuró Kate, y repentinamente, se echó a andar con prisa hacia la salida de la habitación.

Por inercia, Malia salió velozmente tras la Argent, escuchando el golpeteo de sus tacones contra al suelo blanco de las instalaciones.

– ¿¡Qué crees que haces!? ¡¿A dónde vas?! – indagó la castaña, alcanzando a Kate para tomarla del hombro y detenerla.

– ¡Ya te lo dije! – Kate echó el hombro hacia atrás para que Malia dejara de tocarla –. Voy a traer a Derek, y seguiré con mis planes.

– ¡¿Y cómo crees que vas a hacer eso?! – gruñó Malia, viendo cómo Kate proseguía con su caminata hacia el elevador sin importarle la pregunta –. ¡Kate, no puedes atraparlo! – agregó la castaña, yendo tras la otra mujer.

Kate golpeó el botón del elevador para que éste viniera hacia ella. Y mientras esperaba a que eso pasara, la Argent se mantuvo callada, mirando hacia al frente, e ignorando las palabras ya dichas por Malia, la cual se hallaba a sus espaldas.