Capítulo 13: Cielo rojo

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Senix

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Senix

Nadie dijo nada.

Todos, excepto Leo, se quedaron observándome con sorpresa y consternación. Como si no pudieran creer lo que había hecho.

No los culpaba.

Ni yo sabía que era capaz de hacer algo de semejante magnitud. Y ahora lo único que deseaba era poder borrar los inhumanos gritos desgarrados que esas criaturas emitieron antes de perecer en mis llamas.

Miré mis manos. Aún estaban rojizas y calientes igual que gran parte de mi cuerpo. Lumina, la mejor amiga de Leo y la chica aparentemente de más edad entre nosotros tuvo una metaforfosis en su expresión que fue del desconcierto hacia la compresión.

¿Por qué ella y el otro chico moreno me miraban de esa forma? ¿Acaso no estaban acostumbradas a ese tipo de demostraciones de poder en su mundo?

Quizás no. Al menos no de esa forma en la que yo mezclé dos fuerzas destructivas como lo era el fuego y los rayos.

Los miré algo cansada aunque realmente no lo estaba. La energía que fluía por mi cuerpo impedía que me agotara.

Por si las dudas, di un paso atrás lejos de ellos. Lo menos que quería era lastimarlos.

Leo se acercó sonriendo ligeramente, maravillado con la caótica acción que había hecho.

—Senix...

—Quieto—advertí alzando una mano.

—¿Por qué?

—¿Acaso no me ves? Parezco lava encendida.

—Pues eres una lava encendida bastante bonita.

Puse los ojos en blanco.

—¿Esa es tu forma de calmarme, Leo Levitt?

—No pareces estar alterada, Senix Fire.

—Solo está nerviosa—intervino Lumina—. Y es normal que te sientas así. Pero no debes estarlo en lo que respecta a tus poderes porque tu control sobre ellos es increíble.

Control...

Algo que siempre tuve y algo que siempre desearé tener.

Sin percatarme Leo tomó una de mis manos rojizas y la examinó. Me sorprendí y casi la aparté pero el la retuvo entre sus largos dedos.

—¿Por qué no logro lastimarte?—le pregunté.

—¿Acaso quieres lastimarme?

—No, pero... Es extraño.

Sucedió lo mismo con Diana en la escuela. Mis rayos no la lastimaron. ¿Se debía acaso a que ella me importaba? ¿Me importaba ahora este chico rubio tanto como ella?

Control...

La energía redujo su fuerza y el fuego de mi piel se apagó.

Me volví hacia los otros. Estaban sudados y agitados y llenos de una adrenalina desconocida. Eso era perceptible.

La Princesa Fénix |Aeternis #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora