"Los susurros de ángeles y demonios siempre anuncian muertes o claves de salvación. "
Senix Fire es descendiente de una raza de criaturas antiguas con habilidades y poderes extraordinarios. Y el ser alejada de su verdadero lugar de origen provoca qu...
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Leo
Sentía su respiración acelerar ante mi cercanía, y su mirada tan azul capaz de penetrar hasta lo más profundo de mi alma. Senix era segura, lo sabía, pero también sabía que mi cercanía le provocaba efectos difícil de ignorar, así que trate de no incomodarla apartándome un poco lentamente.
Percibe un ligero suspiro de su parte, y reí por dentro al saber que se sentía aliviada de no estar tan cerca y que percibiera su nerviosismo.
Abrió sus labios para hablar pero los volvió a cerrar, pues al parecer se había quedado sin palabras, me gustaba verla así, nerviosa e impaciente ante mi presencia. La mire directo a los ojos, pero esta ves, ella también lo hizo, manteniendo su mirada fija en mi.
—Entonces..., ¿No irás a la escuela conmigo hoy?—Pregunto, y percibe un tono de decepción en su vos.
—Claro que iré contigo,—Dije dedicándole una sonrisa que hizo que ella sonriera también.—no dije en serio eso que no iría, sabes que igual iría aún con el cabello multicolor.
—Nah te quedaba bien—Respondió divertida, adoraba su sonrisa.
—Si tu lo dices.
—Vámonos si, no quiero llegar tarde.
—Lo que órdenes.
Ella salió del cuarto y yo cojí la mochila con útiles para la escuela, no me gustaba estar en esas clases aburridas pero sabía que era por la seguridad de Senix... Además a quien engaño queria pasar más tiempo con ella.
Salimos de la casa y Lumina y Jhon alzaron sus manos a modo de despedida, ellos se quedarían en casa y no irían a la escuela con nosotros. Caminar con Senix me daba tanta tranquilidad, su sola presencia me satisfacía; su cabello caía en ondas despreocupadas, sus ojos chispeantes y llenos de vida causaban sensaciones que nunca había sentido en mi.
Llegamos a la escuela y acompañe a Senix a su salón, no pude evitar notar miradas sospechosas de nuestra pronta cercanía que teníamos ambos desde hace poco. En el salón de Senix vi a Diana y Diego, los saludé y me fue a mi correspondiente salón. La misma chica rubia que se me había acercado el primer dia aquí posó su mirada verdosa en mi para sonreír y hacer un puchero frunciendo sus pintados labios de color carmín.
—¡Leo, hola!—Su aguda vos resonó en mi cabeza, y sin querer imágenes y pensamientos sin lógica se presentaron en mi mente.
—Hola... ¿Monik?—Salude sin mucho ánimo, tratando de recordar brevemente su nombre.
Ella sonrió maliciosamente y acarició un mechón de su rubio cabello claramente tintado.
