Capítulo 4

702 38 3
                                    

Hoy, jueves 15 de marzo, hago dos semanas, dos largas semanas. Es un día especial. Tengo mi primera cita con el psiquiatra, supongo que determinará si realmente estoy loca, o, simplemente harta.

Me levanto temprano, Ángela está durmiendo. Tratando de no hacer ruido, abro la puerta del armario y me coloco la bata por encima. A diferencia de la ropa del psiquiátrico, esta es calentita.

Me dirijo a los baños públicos de mi planta; como me dijo la doctora White, tras asearme un poco me dispongo a lavarme la cara, aunque al no haber espejo me resulta, ¿extraño?

Por lo menos las ventanas están hechas de un cristal reforzado en el que puedo reflejarme, y me coloco un poco el pelo.

Hace una mañana fría, está chispeando. Me encantaría salir al jardín y sentir la lluvia, pero, los médicos no aceptan la premisa de que lo haga.

Oh no, vuelvo a tener ganas de llorar. Parpadeo un par de veces para evitarlo, aunque en vano, las lágrimas me resbalan por las mejillas. Y el caso es que no sé exactamente por qué. Sigo observando el agua caer cada vez con más fuerza, hasta que forma charcos. Es precioso.

-¿Catherine estás aquí?

Una voz dulce me saca de mis pensamientos. Gretta se asoma a la puerta del baño. Asiento mientras me ato la bata lo más fuerte que puedo.

-Tenías la cita con el psicólogo hace cinco minutos. -Me dice preocupada.

-Oh, ya voy. -Me froto la cara con las manos para despejarme y la sigo.

Vamos por un largo pasillo, nos podemos reflejar en el suelo de piedra blanca, incluso es resbaladizo, parece que lo acaban de limpiar. Sin embargo, las paredes de esta parte del edificio parecen muy dejadas, son de color blanco roto, tienen arañazos y alguna que otra mancha. Al llegar a la puerta del despacho, me entra un escalofrio. La enfermera llama a la puerta.

-¿Si?

Una voz masculina se olle a través de la puerta de madera. Gretta abre la puerta, y yo observo impaciente por ver el interior de la sala.

¿Qué?

¿Cómo... ?

Uau, el hombre del traje está sentado en un sillón negro, de cuero, enfrente de su escritorio, donde hay un montón de carpetas y papeles. Todos perfectamente ordenados.

-Pasa. -Al entrar en su despacho halza la cabeza, se queda pensativo mirándome, yo giro la cabeza al ver que Gretta cierra la puerta y me deja sola.

-¿Emma? -Vuelvo a mirarle cuando pronuncia mi nombre.

-Catherine. -Le digo mientras me siento.

-Oh, Catherine. - Se acomoda y apoya los brazos sobre el escritorio. -Yo soy Jared Leto, vendrás a mi despacho los martes, jueves y domingos de cada semana, a las 8:30 de la mañana, por cierto, hoy has venido tarde.

Le miro a los ojos, y el a mí. No me sale ninguna palabra, nada. Su mirada es perturbadora.

Suspiro sin querer y junto mis manos a la vez que bajo la cara. Jared continúa observandome. Me ruborizo, ¿es que no va a decir nada?

Levanto mi cara lentamente, tiene los pómulos afilados, y la barbilla fina. Al no tener barba parece más joven de lo que debe ser.

Me estoy desesperando. Es muy incómodo.

-¿Es que no va a decir nada?

Mierda, acabo de hablar en alto. El hombre parece sonreír. Lleva el mismo traje que ayer, solo que no tiene la chaqueta.

DESAPARECERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora