Capítulo 28

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Me encuentro en frente del hospital Mercy. Trato de esconder mi rostro con un pañuelo gris, no vaya a ser que la doctora Bruja o alguno de sus ayudantes esté por aquí vigilando.

Me encuentro exhausta, tengo a Jared a pocos minutos de mí, aun así ahora no puedo verlo, antes he de informarme de su estado y de si le tienen puesta vigilancia.

Paso la noche en el Motel Baelfire, el cuál se encuentra a veinte minutos del hospital. Cuando entro en mi pequeña habitación, dejo mi mochila y me tiro en la cama agotada.

El sonido de una grúa hace que me despierte. Abro los ojos poco a poco, pero en cuanto veo tanta luz los vuelvo a cerrar, molesta. No puede ser, ¿me quedé dormida anoche? Vuelvo a abrirlos y me levanto despacio, a la vez que me desperezo.

Sí, me quedé dormida, llevo la misma ropa que ayer.

Voy hacia la ventana dispuesta a cerrarla, pero me quedo mirando a la grúa que hay enfrente restaurando la fachada del hospital, y me pregunto si, si él, estará oyendo lo mismo que yo.

Me desvisto y me dispongo a ducharme. Permanezco unos minutos bajo la cascada de agua, con los ojos cerrados, y sientiendo el agua caliente por todo mi cuerpo. Sin darme cuenta me pongo a tararear una canción que al principio ni yo reconozco, pero tras pensar un poco recuerdo su nombre, Street Spirit, de Radiohead.

De repente, aparecen por mi mente imágenes borrosas, que se van volviendo nítidas. Entonces recuerdo algo que creía haber olvidado. Estuve en un concierto de Radiohead cuando cumplí los dieciocho. ¿Y de qué me sirve este dato? Absolutamente de nada. Aunque esto me hace pensar que puede haber más recuerdos que haya olvidado...

En ese momento se oyen golpes en la puerta. Rápidamente y tratando de no resbalarme, me pongo una bata que hay colgada de una percha y salgo del baño.

-¡Ya voy!

Al abrir un hombre vestido con uniforme entra con una bandeja entre sus manos.

-El desayuno.

-Perdone, no recuerdo haberlo pedido.

-Viene incluido en la primera noche señorita.

Asiento sonriente y me entrega la bandeja. Tostadas, leche, café y algunas galletas, genial.

Desayuno viendo la televisión, esperando a que salga alguna noticia sobre Jared Leto, pero nada. Más tarde, me visto con un jersey negro de cuello de pico, unos vaqueros oscuros más un pañuelo gris y unas botas negras. Me suelto el pelo, mi flequillo ya ni siquiera es eso. Se ha abierto por el medio y ahora son dos mechones que suelo colicarme tras las orejas para que no me impidan ver, y mi pelo está increíblemente largo, y bastante liso comparado con cómo estaba cuando lo tenía por los hombros.

Bajo al recibidor del motel. A un lado de la sala hay varias mesas con ordenadores, supongo que para que las personas que alquilan una habitación, y eso me incluye a mí. Me dirijo a una de las mesas y me las averiguo para encender uno de esos cacharros que hace más de un año que no utilizo.

Bien, ahora abro el buscador; "Doctor Jared Leto accidente" Ojeo todas las páginas que me aparecen con la esperanza de encontrar alguna que diga que ha desperado del coma, pero no hay nada de eso. Parece que continúa así...

Esto no es lo que me esperaba, es extraño pero tenía la sensación de que iba a despertar.

Subo a mi habitación y me acomodo en la cama, meditando qué es lo que puedo hacer.

Está en coma, y no va a despertarse así como así, y yo tampoco puedo quedarme aquí toda la vida esperándole, me están buscando, y cuando me encuentren me llevarán de vuelta a ese sitio, o a otro peor.

Un año más, pasaré las Navidades lamentándome. Sin poder evitarlo comienzo a sollozar, y las lágrimas se deslizan por mis mejillas. ¿Qué voy a hacer sin él? No es justo, maldita sea...

Una vez más, este mundo vuelve a parecerme un lugar horrible para vivir, y me cuestiono la idea de cortarme las venas en el baño para que todo acabe.

No, no puedo hacer eso. O a lo mejor sí, pero antes tengo que verle por última vez.

Sin pensármelo dos veces, cogo mi mochila y salgo del Motel para dirigirme al hospital.

Me he puesto un abrigo largo, y me he envuelto el pañuelo gris por la cabeza, aunque no llega a taparme la cara del todo, veo a algún policía o reconozco a alguien de Redford, puedo ponérmelo a modo de burka, y quizás así pase desapercibida.

En veinte minutos escasos, llego al hospital Redford. No hay mucha gente, aun así evito preguntar por Jared en recepción para evitar sospechas.

El hospital tiene las paredes de color celeste, y el suelo blanco. Me siento al lado de una mujer de unos treinta y muchos años, que está llorando.

-Perdone, ¿está bien?

La mujer levanta la cara de entre sus manos y me mira aún con lágrimas en los ojos. Lentamente niega con la cabeza.

-No... -balbucea, y de repente se echa encima de mi hombro a llorar. Yo trato de consolarla, y esperar a que se calme para sacarle algo de información.

-...mi padre estaba en coma y, me acaban de comunicar que ha muerto... -me cuenta. Es increíble como confías en los desconocidos cuando estás desesperado.

-Vaya, lo siento. Yo también tengo a alguien en coma, y dudo que vaya a sobrevivir. -Comento con la voz quebrada. La mujer hace un gesto comprensivo y da un suspiro.

-Este mundo es injusto... ¿A quién tienes tú aquí? Si se puede preguntar.

-Sí, yo tengo a... a, mi hermano.

¡Mierda, finjo fatal!

-Lo siento.

-Ya, el problema es que... en recepción se niegan a decirme donde lo tienen y, tengo el presentimiento de que pronto morirá, tan sólo quiero verlo por última vez... -Digo fingiendo pena.

-Oh Dios, eso es horrible. -La mujer se horroriza de verdad y eso hace que me sienta algo culpable. Pero la culpabilidad desaparece cuando me dice la planta en la que se encuentran las personas en coma.

-Muchas gracias, en serio.

-No hay problema, ahora ve.

Me despido de ella, y con un terrible dolor de estómago, probablemente causado por los nervios me dirijo a la cuarta planta.

DESAPARECERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora