Capítulo 8

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Una semana después, Ángela falleció. Lo

hizo mientras dormía. Cuando me desperté y vi que no estaba leyendo lo supe, entonces llegaron un montón de médicos y Gretta me sacó de la habitación tal y como me desperté, en camisón, y con Gordon en brazos. No he llorado tanto como creía.

Ahora estoy en el recibidor, Jared me dijo que hoy le esperara aquí, continúo como esta mañana. Gordon está encima de mi, ronronea.

Veo al doctor bajando las escaleras. Ahora lleva barba. Viste unos vaqueros, con una camisa blanca desabrochada por arriba.

En cuanto mi gato ve que se acerca huye despavorido.

-¡Gordon!

-¿Quieres que vaya a por él? -Me pregunta.

-No hace falta, siempre vuelve.

Asiente.

-¿Vienes conmigo?

-Está bien, -me levanto y le agarro del brazo. Está claro que vamos a hablar de Ángela.

Suspiro, estoy preparada.

Espera, vamos fuera, al patio. Cuando vamos a cruzar la puerta principal le suelto y me detengo.

-Espera.

-¿Qué sucede?

Me quedo en silencio. Llevo bastante tiempo sin salir. Estoy nerviosa.

-Venga Catherine, estoy seguro que el aire fresco que setará muy bien. -Me tiende el brazo y vuelvo a agarrarle.

Fuera hace un poco de viento, pero se está bien. La brisa de primavera me acaricia el cuerpo y hace que el flequillo se me aparte de los ojos. Sienta tan bien...

Me lleva al jardín de atrás, éste está colmado de árboles. Hay una fuente en el medio, apagada pero con agua. Las ojas naranjas de los árboles flotan ahí.

Nos sentamos en la fuente.

-¿Qué tal te encuentras?

-Estoy bien, un poco exhausta por lo de esta mañana.

-Esperaba que estuvieras peor.

Niego, y miro al frente para evitar las lágrimas.

-Ya me lo esperaba.

-¿Te gusta ésto?

-Si, es, es muy bonito.

-Hay muchos sitios bonitos por aquí cerca, algún día te enseñaré el lago.

-Vaya, ¿también hay un lago?

-Hay cosas que ni te imaginas...

Sé lo que pretende. Intenta decirme que aún hay muchas cosas que nunca he hecho o visto en mi vida.

-Hacía tiempo que no salía fuera. ¿Porqué me traes aquí?

-Para que te relajes Catherine, en mi consulta pareces muy tensa.

Nos quedamos mirándonos hipnotizados.

Otra cosa que no había hecho antes era enamorarme, o desear a alguien cómo ahora. Siento que quiero que me abraze y no me suelte. Me pregunto si yo significaré para él todo lo que él es para mí.

Miro hacia bajo enrojecida sólo de pensar en eso, y me pasa la mano por detrás de la oreja recogiéndome un mechón. Su tacto me acelera el pulso. Como un acto reflejo cojo su mano con la mía, y la mantengo en mi mandíbula. Se acerca a mí, la respiración se me acelera muchísimo.

DESAPARECERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora